martes, 12 de julio de 2011

Has escondido estas cosas a los sabios

Para los sabios del mundo,
es irracional pensar
que un rabbí fracasado
sea el Salvador de la humanidad.
Para la Sabiduría divina,
sólo la Sangre
de Cristo crucificado
quita el pecado del alma,
concede la filiación divina
y conduce a la feliz eternidad
en la Trinidad.


“Has escondido estas cosas a los sabios” (Mt 11, 25-27). La sabiduría del mundo se opone radicalmente a la sabiduría de la cruz. A los ojos del mundo, la cruz es necedad, mientras que a los ojos de Dios, la sabiduría del mundo es vanidad y locura.

Para los sabios del mundo, es una locura pensar que el dolor es un regalo que conduce al alma al cielo, pero para la Sabiduría de Dios, el dolor, asumido por la Persona Divina del Verbo de Dios, es regalo de valor inestimable para el alma, suave caricia del Espíritu Santo, y portal de acceso a la eternidad.

Para los sabios del mundo, es una locura creer que la muerte de un rabbí hebreo de religión, que ha fracasado rotundamente en su misión de fundar una nueva religión, pueda salvar a la humanidad.

Para la Sabiduría de Dios, sólo el sacrificio de Cristo Dios en la cruz puede otorgar a los hombres el perdón de los pecados, concederles la filiación divina, así y abrirles un horizonte completamente nuevo, la comunión de Amor y vida con las Tres Personas de la Trinidad.

Para los sabios del mundo, es irracional pensar que las heridas de un hombre muerto en una cruz, sirvan de remedio para los hombres, y mucho menos para su salvación eterna.

Para la Sabiduría de Dios, Cristo es el Médico Divino, y sus llagas, sus heridas abiertas y sangrantes, enrojecidas por su Sangre preciosísima, son la única medicina posible capaz de curar la causa de la enfermedad del alma, el pecado mortal, que conduce a la muerte eterna. Así como Moisés elevó en alto la serpiente, y los israelitas que la miraban se curaban de las mordeduras mortales de las serpientes del desierto, así el alma que contempla a Cristo elevado en la cruz por Dios Padre, queda curado y protegido de los asaltos de las serpientes del infierno, los ángeles caídos.

Para los sabios del mundo, es absurdo pensar que algo que parece pan, contenga al Dios Tres veces Santo.

Para la Sabiduría de Dios, la Eucaristía es Dios Hijo en Persona, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, que se donan al alma que comulga como prenda del Amor eterno.

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