jueves, 15 de marzo de 2012

El exorcismo es signo de la presencia del Reino de Dios entre los hombres



Jesús expulsa un demonio mudo y los judíos lo acusan de estar Él poseído por Beelzebul (cfr. Lc 11, 14-23). Jesús les hace ver lo errado de su afirmación, debido que el exorcismo significa la realidad opuesta a la deducida por ellos: la expulsión de demonios es claro indicio de la llegada del Reino de los cielos. No puede el demonio luchar contra sí mismo, so pena de debilitarse así mismo.
Ahora bien, si el exorcismo es una señal de que ha llegado a los hombres el Reino de los cielos, por intermedio de Jesucristo y de su Iglesia, lo inverso también es verdad: la posesión demoníaca, y todas las obras de las tinieblas que combaten al Hombre-Dios y a su Iglesia, son obras del demonio y son indicio de la presencia activa de las fuerzas del infierno entre los hombres.
Así, los múltiples productos satánicos de la cultura moderna, como por ejemplo la cultura de la muerte, que propicia el aborto y la eutanasia como “derechos humanos”; la música perversa e inmoral, en la que se exalta el vicio y se considera a la inmoralidad como algo bueno y “normal”; el cine de inspiración ocultista, como la saga de Harry Potter y tantos otros; la difusión de la mentalidad agnóstica, atea, materialista y hedonista, y sobre todo la implementación de la cultura del entretenimiento y la diversión para todos los días de la semana, no solo ya del fin de semana, como instrumento de dominio y de manipulación ideológica de las masas, pero ante todo como medio para impedir y dificultar de todas las maneras posibles la asistencia a misa dominical por miles de cristianos, son señales ciertas de la presencia activa de las fuerzas del infierno entre los hombres.
“El que no recoge conmigo, desparrama”, el que no hace las obras de Dios, hace las del demonio. El que no busca vivir según la ley de la caridad, demostrando con obras el mandato del amor a Dios y al prójimo, frecuentando los sacramentos –principalmente la confesión y la Eucaristía dominical-, se hace cómplice de las fuerzas enemigas de Dios y de los hombres, los demonios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario