miércoles, 12 de marzo de 2014

“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”


“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá” (Mt 7, 7-12)”. Jesús nos invita, en la oración, a pedir, para que se nos dé; a buscar, para encontrar;  a llamar, para que se nos abra. Pero, ¿dónde debemos pedir, para que se nos dé? ¿Dónde debemos buscar, para encontrar? ¿Dónde debemos llamar, para que se nos abra? Allí donde debemos ir a pedir, para que se nos abra; buscar, para encontrar, y llamar, para que se nos abra, es a tres lugares, y esto con gran humildad y confianza, de rodillas y con paciencia: a las puertas del Inmaculado Corazón de María, del Sagrado Corazón de Jesús, a las puertas del sagrario, y a los pies del crucifijo. En todos esos lugares, estemos seguros que si pedimos, buscamos y llamamos, con confianza, insistencia, perseverancia y humildad, se nos dará el Amor de María Santísima, encontraremos la Sabiduría Divina, y se nos abrirá la herida del Costado del Sagrado Corazón de Jesús, por donde fluye, incontenible, el torrente inagotable de su Divina Misericordia.

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