viernes, 10 de julio de 2015

“Yo los envío como ovejas en medio de lobos (…) sean mansos como palomas y astutos como serpientes”



“Yo los envío como ovejas en medio de lobos (…) sean mansos como palomas y astutos como serpientes” (Mt 10, 16-23). Es curioso el hecho de que Jesús utilice a cuatro animales para caracterizar, tanto a sus discípulos, como a los enemigos de sus discípulos, aquellos que son partidarios del mundo, los mundanos. Sus discípulos son “como ovejas”, que deben tener la “mansedumbre de una paloma” y la “astucia de una serpiente”, al tiempo que sus adversarios, los hombres mundanizados, son “como lobos”. Es verdad que Jesús utiliza la figura de animales, los cuales están en un plano inferior al de los seres humanos, para graficar la realidad de la batalla espiritual que se libra entre sus discípulos –las ovejas- y los discípulos de Satanás, los mundanos –los lobos-; sin embargo, debido a que se trata de una batalla espiritual, las figuras son solo figuras, ya que en la realidad, lo que actúa, en el caso de los discípulos de Jesús, es la gracia, concediendo la mansedumbre, propia de las ovejas y de las palomas, y la astucia, propia de las serpientes, aunque en este caso, se trate de la mansedumbre del Hijo de Dios y de la astucia o, más bien, de la sabiduría del Hijo de Dios; en el caso de los hombres mundanos, los “lobos”, quien les hace partícipe de lo que es propio del lobo –traducido a las características humanas, esto es, ferocidad, impiedad, dureza de corazón, perversidad, astucia con mala intención, etc.-, es el Demonio, puesto que los hombres que pertenecen al mundo están bajo sus órdenes.
“Yo los envío como ovejas en medio de lobos”. En esta –aparente- desigual batalla entre las ovejas y los lobos –los lobos, con sus colmillos afilados, llevan todas las de ganar, frente a la indefensión de las ovejas-, quien dará la victoria final, será Nuestro Señor Jesucristo, porque Él infundirá, en sus discípulos, en aquellos que sean mansos como ovejas y astutos como serpientes, su Espíritu, el Espíritu Santo, quien “hablará por ellos”, cuando sean perseguidos y encarcelados por causa del Hijo de Dios.

“Yo los envío como ovejas en medio de lobos (…) sean mansos como palomas y astutos como serpientes”. Un filósofo pre-cristiano, Platón, decía que era preferible sufrir una injusticia, antes que cometer una injusticia; los cristianos, al ser mansos como ovejas en medio de lobos, están expuestos a toda clase de injusticias, de persecuciones, de agresiones, e incluso, están expuestos a perder la vida y no puede ser de otra manera, porque eso es lo que le sucedió al Pastor de las ovejas, Jesucristo. Por otra parte, para quien sea como una oveja, manso como una paloma y astuto como una serpiente, le está prometida la asistencia del Espíritu Santo y el triunfo final sobre sus enemigos, los lobos infernales, y le está asegurada, por lo tanto, el ingreso al Reino de los cielos.

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