lunes, 31 de agosto de 2015

El Espíritu de Dios está sobre mí


Es notorio el cambio de humor de los asistentes a la Sinagoga, en un primer momento, se "llenan de admiración" por las palabras de Jesús; después, cuando Jesús les dice que fueron curados los paganos y no los miembros del Pueblo Elegido (al citar los casos de la viuda de Sarepta y los leprosos del tiempo de Eliseo), se "enfurecen" al punto de querer matar a Jesús, arrojándolo por el barranco.
El cambio de humor de los asistentes a la sinagoga se debe a que han entendido muy bien las palabras de Jesús: no por ser ellos miembros del Pueblo Elegido recibirán los favores de Dios, porque Dios no mira las apariencias, sino lo mas profundo del alma y del corazón humanos.
Lo asistentes ala sinagoga reaccionan con soberbia y malicia al enfurecerse y querer matar a Jesús, con lo cual confirman el mensaje implícito que Jesús les había transmitido.
Pero los judíos no son los únicos destinatarios de la advertencia de Jesús, también nosotros podemos creer que por el solo hecho de ser bautizados, rezar, comulgar, ya tenemos la salvación asegurada.
Si somos soberbios, entraran en el Reino de los cielos los paganos y los cultores de idolatrías, antes que nosotros.
Por eso debemos procurar crecer en gracia, en humildad y mansedumbre, todos los días, a imitación de Jesús.
Solo quien es manso y humilde de Corazón, como Jesús, puede decir "El Espíritu de Dios está sobre mí".

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