miércoles, 3 de agosto de 2016

“Es un fantasma”


“Es un fantasma” (Mt 14, 22-36). Los discípulos, que están en la barca que es sacudida por fuertes vientos, ven llegar a Jesús caminando por las aguas; en vez de reconocerlo, puesto que están con Él día y noche y han presenciado muchos otros milagros, se ponen a gritar, llenos de pavor, diciendo: “¡Es un fantasma!”. Jesús los tranquiliza diciéndoles que “es Él” y que “no teman”; Pedro, que está en la barca, para corroborar que se trata de Jesús, le pide que lo haga ir hasta Él. Jesús lo llama y Pedro comienza a caminar sobre las aguas, aunque apenas comenzado el trayecto y frente al ímpetu del viento, tuvo miedo, expresión de su falta de fe en Jesús y comenzó a hundirse, frente a lo cual Jesús le tiende la mano y lo rescata, al tiempo que le reprocha su falta de fe: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. Luego Jesús sube a la barca y el viento se calma inmediatamente y los discípulos, esta vez iluminados por el Espíritu Santo, se postran ante Él, adorándolo.
Lo que sucede con los discípulos es que no reconocen a Jesús como Dios; podría ser la prefiguración de la Segunda Venida del Señor, quien no será reconocido como tal, pues la falta de fe en Jesús como Dios Hijo encarnado será tal, que es para esos días que se reserva la pregunta de Jesús: “Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lc 18, 8).
Pero no solo los discípulos defeccionan en la fe: también Pedro, siendo Vicario de Cristo, falla en su fe, una fe que le permitiría hacer la obra de Dios, un milagro tan portentoso como el del mismo Hombre-Dios, esto es, caminar sobre las aguas.
A su vez, las aguas que se calman cuando Jesús sube a la barca, representan a los enemigos de la Iglesia, a los ángeles caídos y a las pasiones desordenadas, que atormentan a los hombres desde la Caída Original, todos los cuales se disipan como el humo al viento ante la Presencia del Hombre-Dios.
Ya una vez Jesús en la barca e invadidos por el Espíritu de Jesús y el Padre, el Espíritu Santo, los discípulos en la barca -esto es, en la Iglesia-, se postran ante Jesús y lo adoran; es lo que deben hacer los cristianos ante la Presencia de Jesús Eucaristía.


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