miércoles, 24 de agosto de 2016

“Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor”


“Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor” (Mt 24, 42-51). Jesús nos presenta una parábola en la que un señor, dueño de casa, regresa luego de un viaje de manera imprevista y se encuentra con dos tipos de servidores distintos: uno bueno, que al momento de la llegada de su señor lo está esperando y está trabajando, y uno malo que, por el contrario, no solo no hace su trabajo, sino que se dedica a comer y a beber y a comportarse mal. Para entender esta parábola, debemos tener en cuenta que cada elemento de la parábola representa un elemento sobrenatural: el “dueño de casa” no es otro que Él, Jesús, el Hombre-Dios que, como Él lo dice, “vendrá a la hora menos pensada”, tanto a nuestra vida personal, como en el final de la historia de la humanidad: “Estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada”; el premio dado al servidor fiel, es el Reino de los cielos; el castigo al servidor malo y perezoso, es el infierno, que es la realidad que designa la expresión usada por Jesús: “afuera (del cielo), en donde habrá llanto y rechinar de dientes (ausencia de felicidad y dolor)”; los servidores, que son dos, somos nosotros, pero el ser un “servidor fiel y previsor”, a quien su señor “lo encuentra, al llegar, ocupado en su trabajo” o ser un “servidor malo”, perezoso, glotón y ebrio, que golpea a los demás, depende de cada uno de nosotros, de nuestras obras libremente realizadas. Entonces, con la imagen de dos tipos de servidores distintos, Jesús grafica tanto su Llegada a nuestras vidas personales, el día de nuestra muerte, en el que recibiremos nuestro Juicio Particular, como al Día del Juicio Final, en el que Él juzgará a toda la humanidad, para dar a cada uno lo que cada uno se mereció libremente con sus obras, y es para estos encuentros, cara a cara, persona a persona con Jesús, para lo que debemos prepararnos.
La pregunta por lo tanto es: ¿de qué manera nos constituimos en “servidores fieles”, para que cuando Jesús llegue, nos dé el premio de la vida eterna? Viviendo en gracia, procurando obrar la misericordia, poniendo nuestros talentos al servicio de la Iglesia para la salvación de las almas. Por el contrario, si no nos preocupamos, ni por vivir en gracia, ni por obrar la misericordia, nos convertimos en el servidor malo y perezoso, que queda fuera del banquete del Reino.

“Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor”. Jesús nos advierte para que estemos prevenidos, porque no sabemos cuándo será Su Llegada a nuestra vida personal, cuando lo veremos cara a cara. Es para ese encuentro, que debemos tener el corazón en gracia y con amor a Dios, y con las manos llenas de obras de caridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario