miércoles, 10 de mayo de 2017

“Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí"


“Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí (…) El Padre y yo somos una sola cosa” (Jn 10, 22-30). En su enfrentamiento con Jesús, los judíos pecan de incredulidad: le exigen a Jesús que “les diga si es el Mesías”, aun después de que Jesús haya dado testimonio de su divinidad –de su consubstancialidad con el Padre- por medio de sus milagros: “Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí (…) El Padre y yo somos una sola cosa”. Las “obras” que hace Jesús, que dan testimonio de que Él es Dios como el Padre, igual en naturaleza, poder y majestad, son los milagros de todo tipo que Él realiza: resucitar muertos, curaciones de todo tipo, expulsión de demonios con el solo poder de su voz, multiplicación de panes y peces, y muchos otros prodigios más, que sólo pueden ser realizados con el divino poder, y al ser realizados por Jesús, demuestran que Él es el Mesías y es Dios Hijo, igual al Padre. Los judíos, a pesar de estos prodigios, siguen mostrándose incrédulos, y es por eso que le piden a Jesús que les diga si es el Mesías o no. Con su respuesta, en donde tácitamente les reprocha su incredulidad voluntaria, les advierte que no es indistinto creer o no creer –o más bien, en este caso, no querer creer- en sus obras, en sus milagros: quien no quiere creer, como ellos, demuestra que no es de Dios y que no pertenece al redil de Cristo: “Ustedes no creen, porque no son de mis ovejas”.

La misma incredulidad de los judíos respecto a Cristo y su divinidad, la manifiesta el mundo con respecto a la Iglesia, aun después de que la Iglesia da testimonio de ser la Esposa del Cordero, al realizar la obra más grande que sólo Dios puede hacer, y es la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, la Eucaristía. Pero el reproche y la advertencia que Jesús dirige a los judíos, no va dirigido al mundo, sino a quienes, dentro de la Iglesia, habiendo recibido el Bautismo, la Comunión y la Confirmación, deciden libremente elegir la incredulidad.

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