miércoles, 7 de marzo de 2018

“No he venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento”



“No he venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento” (Mt 5, 17-19). ¿Qué significan estas palabras de Jesús? Significan que la Ley de Dios, que había sido dada al Pueblo Elegido por medio de Moisés, servía para indicar el pecado, pero no poseía la fuerza para quitar el pecado. Con su Encarnación, el Hijo de Dios le proporciona al hombre la fuerza interior necesaria, por medio de la gracia santificante, para poder cumplir la voluntad de Dios, expresada en la Ley. Jesús no ha venido a traer otros mandamientos, sino que ha venido para darnos la fuerza divina y la sabiduría divina necesarias para poder cumplirlos y así preparar nuestro ingreso en el Cielo. Sin la gracia santificante de Jesús, es imposible cumplir la Ley de Dios, porque es imposible no caer en pecado mortal, según afirma Santo Tomás. De esto se sigue que las prescripciones del Antiguo Testamento son completamente inútiles y carentes de sentido, frente a lo único que da la fuerza de Dios al hombre y es la gracia santificante. Solo con la gracia de Jesucristo, obtenida al precio altísimo de su Sangre derramada en la cruz, puede el hombre cumplir cabalmente la Ley de Dios; sin la gracia de Jesucristo, es imposible y por lo tanto, es imposible la salvación del alma. Es imposible alcanzar la salvación del alma sin los canales de la gracia, los sacramentos de la Iglesia Católica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario