“Venid a Mí, todos los que estáis afligidos y agobiados” (Mt 11, 25-30). Jesús nos invita a acudir a su Sagrado Corazón en los momentos de aflicción, de agobio, de tribulación. Para esto, para que acudamos a Él, a escuchar los latidos de su Corazón, es que se ha quedado en
Después de resucitar y antes de ascender a los cielos, Jesús nos aseguró su Presencia entre nosotros: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 26, 18-20), para que acudiéramos a Él en los momentos de tristeza, de pesar, de enfermedad, de dolor, de angustia, de tribulación, para recibir de Él consuelo, ayuda, protección, pero también en momentos de alegría, de paz, de serenidad, para dar gracias.
Jesús se quedó con nosotros en
Y sin embargo, hoy más que nunca, Jesús está solo en el sagrario. Es Él quien dice, por boca del profeta: “Me dejaron a Mí, manantial de aguas vivas, para cavarse cisternas, cisternas agrietadas, que no retienen el agua” (Jer 2, 13). Él, que es
Todavía más, Jesús promete que quien se acerque a beber de su Corazón traspasado, no solo no tendrá sed jamás, sino que Él mismo se convertirá en fuente de agua viva: “El que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna” (Jn 4, 14), y el motivo es que el agua que Él da es la gracia divina, que calma la sed de Dios que toda alma tiene, y no solo le calma la sed, sino que el alma en gracia atrae al alma al Espíritu Santo, fuente de
Quien se acerca a Jesucristo y bebe de su costado traspasado, se convierte en una imagen viviente del Hijo de Dios, y se convierte él mismo en una surgente de agua viva, que permite a su vez calmar la sed de Dios de innumerables almas.
“Venid a Mí, todos los que estáis afligidos y agobiados”. Jesús nos espera en el Sagrario, Jesús está ahí, en Persona, vivo y resucitado, y su Corazón late más fuerte, cuando nos acercamos, porque nos ama uno a uno, con nombre y apellido, sin hacer acepción de nadie. A todos nos espera, a todos nos invita a su lado, a todos nos llama, para que le contemos de nuestras penas, de nuestros dolores, de nuestras alegrías.
Todavía más, en el evangelio, Él nos dice: “Venid a Mí los que estéis afligidos y agobiados”, y espera a que nosotros, que vivimos en la tierra, nos acerquemos a Él, pero en
Por la misa, Jesús viene desde el cielo, desde el seno de Dios Padre, para quedarse en nuestro corazón, y por eso en
Los ídolos del mundo han construido a su alrededor nuevas falsas religiones, que han logrado desplazar del corazón del hombre al Dios verdadero y a su Enviado, Jesucristo. Los ídolos mundanos han levantado nuevos templos y nuevas religiones, todas falsas y vacías, que en vez de aliviar, agobian y cansan cada vez más. Las nuevas religiones, el fútbol, la política, la economía, la moda, la diversión, el placer, el dinero, aplastan al alma y la sofocan, impidiéndoles ser verdaderamente libres, quitándoles la libertad en esta vida y en la eternidad.
Sólo Cristo, Verdad de Dios, hace libre al hombre. Sólo Cristo alivia los pesares y conforta en las fatigas; sólo la cruz de Cristo convierte el agobio en alas de libertad que conducen al cielo, a la feliz eternidad en
“Venid a Mí, todos los que estáis afligidos y agobiados”. Ante la prueba, ante la tribulación, ante el dolor, acudamos a Cristo Eucaristía, Presente en Persona en el sagrario, pidamos la gracia de abrazar y besar la cruz de cada día, y dejemos de lado los vanos y falsos ídolos del mundo, que solo agobian, fatigan y cansan al alma.
gracias jesús verdaderamente esta en el sagrario de cada capilla. Siempre con nosotros.Alli esta esperandonos no para quitarnos sino para darnos muchas bendiones.
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