(Ciclo
C - 2018 – 2019)
Con el Nacimiento virginal del Niño Dios, el matrimonio
meramente legal de María y José se convierte en una familia, la cual no es una
familia más, sino la “Sagrada Familia”. Es “Sagrada” porque en esta familia de
Nazareth todo es santo y todo en ella irradia santidad.
La Sagrada Familia es santa porque el Padre del Niño, San
José, es santo, porque él, en cuanto Padre adoptivo de Jesús, participa de la
santidad de su Hijo, que es Dios, de manera particular y especialísima, en
grados indeciblemente más altos de gracia que cualquier padre y cualquier santo
de la tierra. San José no sólo es varón santo, casto, puro, virgen, sino que
además es santo porque al ser Padre adoptivo de Jesús, participa de la
paternidad divina de una manera única y especial, pues si bien la paternidad es
una participación en la paternidad de Dios, el grado alcanzado por San José en su
paternidad adoptiva sólo es superado por Dios Padre. Por esta razón, San José
es modelo de santidad para todo varón, para todo esposo, para todo padre,
porque él fue elegido por Dios Padre para cumplir su rol paterno en la tierra,
sobre el Hijo de Dios encarnado.
La Sagrada Familia es santa porque la Madre del Niño, María
Santísima, es Virgen y Madre a la vez, porque al nacer el Niño, dejó intacta la
virginidad de su Madre, ya que nació del mismo modo a como un rayo de sol
atraviesa un cristal: así como el rayo de sol deja intacto al cristal, que
sigue siendo el mismo antes, durante y después del paso del rayo del sol, así
la Virgen Santísima, estando Ella arrodillada y al salir de la parte superior
de su abdomen, no un rayo de sol, sino el Sol de justicia en sí mismo, Cristo
Jesús, permaneció intacta en su virginidad, obteniendo el doble privilegio,
jamás antes ni después concedido a creatura alguna, de ser Madre y Virgen a la
vez. La Madre del Niño es Virgen y Madre y es la Mediadora de toda gracia que
necesite alcanzar cualquier alma y por eso es santa y causa de santidad. La
Virgen, la Madre de esta Sagrada Familia, es modelo y ejemplo insuperable para
toda mujer, para toda esposa, para toda madre.
Por último, la Sagrada Familia es santa porque el Niño de la
Sagrada Familia no es sólo un niño santo, sino que es Dios Tres veces Santo,
encarnado en el seno purísimo de María y nacido virginalmente en el Portal de
Belén. Él Es la Gracia Increada y por lo tanto es la Santidad Increada en sí
misma; el Niño de la Sagrada Familia es la Vida Increada; es la Gloria de Dios
encarnada; es el Amor y la Misericordia Divinas que vienen a nuestro mundo en
la forma de un niño humano. Nadie puede ser santo, si no lo santifica el Niño
de Belén; nadie puede alcanzar ni el más pequeño grado de santidad, si no es por
participación a la santidad del Niño del Pesebre; nadie puede ser santo, si el
Niño Dios no le participa de su santidad, porque Él es la santidad en sí misma.
El Niño Dios es modelo y ejemplo de santidad para todo niño, para todo joven,
para todo hijo, que desee honrar a sus padres y alcanzar el cielo.
Por estas razones, todo en la Familia es Santo y Sagrado,
porque el Padre adoptivo y la Madre son santos y porque el Hijo de la Familia
es Dios Tres veces Santo. Si quiere llegar al cielo, toda familia católica debe
tener, por modelo y fuente de santidad, a la Sagrada Familia de Nazareth. En estos
tiempos, en los que el mundo llama “familia” a cualquier clase de unión entre
humanos, la Iglesia presenta a la Sagrada Familia como el único modelo posible
de familia. Si el mundo, desafiando a Dios, presenta modelos mundanos de
familias, para la Iglesia hay sólo un modelo posible de familia y es la Sagrada
Familia de Nazareth.