“No hemos pescado nada en toda la noche” (cfr. Lc 5, 1-11). La escena evangélica de la pesca milagrosa tiene un significado sobrenatural: la barca es
Por el contrario, cuando la pesca se hace bajo las órdenes de Jesús, es decir, cuando la acción apostólica de
No es casualidad que la pesca infructuosa se lleve a cabo en la noche, símbolo de la ausencia de Dios, y que la pesca milagrosa se realice de día, con la luz del sol, ya que el sol es símbolo de Jesucristo, Dios eterno.
La pesca abundante y milagrosa se produce no de noche, sino ya de día; los pescadores echan las redes a pesar de que las previsiones humanas dirían que el intento va a ser un fracaso –“Hemos pescado toda la noche sin resultados”-, y aún así, contra toda previsión humana, obtienen una gran cantidad de peces. La pesca milagrosa se produce porque se vencen todas las resistencias y las previsiones humanas, y se abandona el alma totalmente en Dios, poniendo solamente en su Palabra y no en los medios humanos el éxito de la empresa: “…si tú lo dices…”.
La totalidad de los santos alcanzaron la santidad precisamente por este abandono confiado en
Aprendamos de ellos, y de los pescadores de la pesca milagrosa, para emprender toda clase de actividad apostólica basados no en medios humanos, sino en la confianza sin límites en la oración y en Jesucristo, el Hombre-Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario