“Donde se reúnen los buitres allí está el cuerpo” (cfr. Lc 17, 26-37). Jesús usa la imagen de los buitres que se acercan a un cuerpo muerto, para indicar al Anticristo, el cual se hará presente al fin de los tiempos: los buitres son animales carroñeros, y su cercanía indica la presencia de un cuerpo en descomposición. El Anticristo es como un cuerpo muerto, fétido, en descomposición, al cual le afloran las miasmas y la podredumbre, porque se encuentra privado de la gracia de Dios, y por eso es señalado como Jesús como cuerpo rodeado de buitres. Estos, los buitres, indican a su vez a aquellos que se han dejado seducir y marcar con la marca de la bestia, y siguen sus mandamientos, el primero de los cuales es: “haz lo que quieras”.
Allí, donde esté el Anticristo, estarán cerca suyo los buitres, es decir, los hombres que libremente decidieron por el mal, en contra de Dios y sus Mandamientos.
Pero así como al Anticristo le siguen los buitres, así a Cristo le siguen las águilas, animal noble que, en su majestuoso vuelo hacia el sol, puede ser figura de los discípulos de Cristo, y por lo mismo, en contraposición, y parafraseando a Jesús, podemos decir que “donde se reúnen las águilas, allí está el Cuerpo”, es decir, donde está el Cuerpo de Cristo resucitado,
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