(Ciclo A – 2019)
Hoy Cristo
es bautizado por Juan en el Jordán, produciéndose la teofanía trinitaria, es
decir, la manifestación de la Trinidad: Dios Hijo se bautiza, Dios Padre
proclama que es su Hijo amado; Dios Espíritu Santo sobrevuela sobre Cristo.
El Bautismo
de Jesús tiene un significado místico, sobrenatural, además del moral: es
decir, Cristo se bautiza, siendo que no necesita ser bautizado, para darnos
ejemplo de cómo nosotros, que sí necesitamos el bautismo, debemos bautizarnos. Con
el bautismo viene implícito el deseo de conversión, es decir, el propósito de
cambiar de vida, pero no por un simple deseo, sino porque por el bautismo somos
convertidos en hijos adoptivos de Dios, al recibir la gracia de la filiación
divina, cosa que no sucedía con el bautismo de Juan, que era solo bautismo
moral y de agua; en cambio, Cristo bautiza “con el agua y el Espíritu Santo”.
Hay otro
significado, además del moral: al ingresar Cristo en las aguas del Jordán, es
decir, al sumergirse en el Jordán el Hijo de Dios con su Humanidad Santísima a
Él unida en su Persona divina, con este sumergirse en las aguas del Jordán está
significando, por un lado, su muerte –el sumergirse es como morir en el agua- y
en este sumergirse-morir, lleva con Él, en su Humanidad Santísima, a toda la
humanidad. Es decir, al sumergirse Cristo Dios, con Él sumerge a toda la
humanidad, la hace partícipe de su muerte redentora en la Cruz, lavando los
pecados de los hombres con el agua de la gracia santificante y con su Sangre Preciosísima.
Luego, al emerger Cristo del agua, significa con eso su resurrección, su
regreso a la vida por su propio poder y, como con Él murió toda la humanidad,
ahora con Él, al resurgir del agua y volver a la vida, hace regresar con Él a
toda la humanidad, volviéndola a la vida, pero no a la misma vida que tenía
antes de ser sumergida, sino a la vida nueva de la gracia, la vida nueva de los
hijos de Dios.
Es éste entonces el significado místico del bautismo
de Cristo en el Jordán: cuando Cristo se sumerge, entonces, está significando
místicamente su muerte en cruz y, como con Él lleva a toda la humanidad, es
toda la humanidad la que es sumergida y, con Él, muere en su muerte; cuando
Cristo emerge de las aguas del Jordán, está significando místicamente su
resurrección, su vuelta a la vida, pero como no es una vida terrena, como la
que tenía antes de sumergirse, sino la Vida divina y concede de esta Vida
divina a los hombres por la gracia sacramental, entonces está significando que
toda la humanidad, que murió con Él, ahora nace con Él, con su resurrección, a
una nueva vida, la vida de los hijos de Dios, la vida nueva de la gracia, la
participación en la vida divina de Dios Uno y Trino.
Juan sólo bautizaba con agua y para un bautismo de
conversión puramente moral, sin quitar los pecados; Cristo nos bautiza con el
agua y el Espíritu Santo, quitándonos para siempre el pecado original y
concediéndonos la vida nueva de la gracia de Dios, haciendo brillar nuestras
almas con la luz de su gloria. Hagamos honor a esta dignidad divina concedida
para nosotros por Cristo en el Jordán, viviendo no ya como hijos de las
tinieblas, como éramos antes del bautismo, sino como hijos de la luz, nacidos
por la gracia del bautismo a la vida nueva de los hijos de Dios.
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