(Domingo XVI - TO - Ciclo C – 2022)
“María
ha elegido la mejor parte y no le será quitada” (Lc 10, 38-42). Jesús va a almorzar a casa de sus amigos, los
hermanos María, Marta y Lázaro. Antes de la llegada de Jesús, los tres hermanos
acondicionan la casa para recibir a su querido amigo Jesús. Sin embargo, una
vez que Jesús llega, María interrumpe sus tareas y se postra a los pies de
Jesús, para derramar perfume sobre sus pies y contemplarlo. Al verse sola con
su hermano frente a la tarea de preparar el agasajo para Jesús y sus
discípulos, Marta se dirige a Jesús para pedirle que le diga a su hermana que
la ayude: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el
servicio? Dile que me dé una mano”. Jesús le responde pero, lejos de darle la
razón, justifica la acción de María: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa
con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no
le será quitada”.
¿Qué
significado espiritual tiene este episodio del Evangelio?
Ante todo,
no hay que perder de vista quién es Jesús: Jesús no es un hombre más entre
tantos, ni siquiera el más santo de entre los santos: Jesús es Dios Tres veces
Santo, Dios Increado, Dios Eterno, que se ha encarnado y que vive, camina y
habla entre los hombres, pero es Dios Hijo, hecho hombre sin dejar de ser Dios.
Esto es lo que María ha recibido como iluminación del Espíritu Santo y es la
razón por la cual ella se postra en adoración y en contemplación de Jesús. Sin esta
consideración sobre Jesús como la Segunda Persona de la Trinidad encarnada, no
se comprenden, ni la acción de contemplación de Jesús por parte de María, ni la
respuesta de Jesús.
Ahora bien,
¿qué representan las dos hermanas? Pueden representar dos cosas: por un lado,
los dos estados de vida religiosa, llamados activos o contemplativos; por otro
lado, pueden representar dos estados espirituales de una misma persona. Veamos
brevemente: si representan los dos estados de vida religiosa, Marta estaría
representando a los religiosos llamados “de vida activa o apostólica”, es
decir, los sacerdotes diocesanos o los religiosos que desarrollan su actividad
evangélica y apostólica en medio del mundo; por su parte, María, que contempla
a Jesús en éxtasis de amor, estaría representando a los religiosos que dedican
sus vidas a la contemplación y a la adoración eucarística y hay que decir,
siguiendo a Jesús, que esta vocación es “mejor” que la apostólica o de vida
activa, porque la adoración y el amor a Jesús Eucaristía es un anticipo de lo
que el alma hará en la eternidad, es decir, contemplar, amar y adorar al
Cordero de Dios por siempre. Así se comprende, tanto la actitud de María, que
no es pasiva, sino activa, porque activamente ama y adora a Jesús y se
comprende también porqué Jesús dice que lo que ha elegido María –la contemplación
y la adoración del Hombre-Dios Jesucristo- es “la mejor parte”.
Pero también las hermanas podrían estar representando
a una misma persona, en dos estados espirituales diferentes: Marta,
representaría al bautizado que debe ocuparse de los asuntos del mundo, porque
hay que trabajar para poder subsistir diariamente; María, estaría representando
a ese mismo cristiano que, haciendo un lugar para la oración en medio de sus
quehaceres cotidianos, se dedica a contemplar, amar y adorar a Jesús
Eucaristía. Los dos estados son, por lo tanto, importantes e imprescindibles,
pero la parte que ha elegido María de Betania, contemplar, amar y adorar a
Jesús, “es la mejor”. Imitemos a María entonces y adoremos a Jesús en la
Eucaristía, aún en medio de nuestras ocupaciones cotidianas, como anticipo de
la adoración que, por la Misericordia Divina, esperamos tributarle por toda la
eternidad en el Reino de los cielos.
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