(Domingo XXXIII - TO - Ciclo A – 2023)
“Has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu señor” (Mt 25, 14, 25-30). Jesús
relata una parábola que tiene todos los ingredientes para ser calificada como
una parábola sobre ética o sobre moral. En esta parábola, hay cuatro actores,
uno principal, el amo o señor, y sus tres siervos. El amo debe partir para un
viaje; antes de hacerlo, reúne a sus siervos para encargarles una tarea: él les
dará talentos o monedas de plata, según su capacidad, y estos deberán hacer
negocios de manera que, cuando él regrese, deberán entregarle el fruto de sus
negocios. De esta manera, al primero, le da cinco talentos de plata; al segundo,
dos; al tercero, uno.
El primero hace negocios y gana otros cinco y recibe
como premio un cargo importante, además de ser felicitado por su señor por su
fidelidad y es invitado al banquete de su señor.
El segundo también hace negocios y gana otros dos
talentos y también recibe un cargo importante, además de ser felicitado por su
señor, por su fidelidad y es invitado al banquete de su señor.
Hasta ahora, vemos que los dos primeros tienen en
común el ser trabajadores, el esforzarse, el ganar según su capacidad, el ser
honestos, el ser recompensados por sus méritos -recibir cargos importantes y
ser invitados al banquete de su señor-.
Luego entra en escena el tercer siervo, el que había
recibido solo un talento: había recibido solo uno porque cada uno recibía “según
su capacidad”, de manera que, si recibía más, no habría sabido qué hacer, por
eso solo recibe un solo talento. En la parábola, el tercer siervo se muestra
perezoso, holgazán, inútil, que pone además pretextos banales para no trabajar:
“Sé que eres exigente y por eso enterré mi talento”, es decir, sabe que su amo
es exigente, lo cual es un motivo para esforzarse en trabajar y ganar más y él
lo convierte en un pretexto para no trabajar, para ser más perezoso, lo cual ya
en sí mismo es un pecado mortal. Esto provoca la ira de su señor, quien lo
trata de “negligente” y de “holgazán”, retándolo, diciéndole que al menos debía
haber puesto el dinero en el banco, para que, a su regreso, él recogiera sus
intereses. Les dice a sus otros sirvientes que le quiten su talento y se lo den
a otro. Y hacia el final dice algo que llama la atención: “A este empleado
inútil echadlo afuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
¿Por qué razón Jesús introduce este elemento tan extraño, en una parábola que
parece ir en la dirección de enseñanzas de comportamientos éticos y morales? Porque
no se trata de una parábola sobre ética y moral; se trata de una parábola sobre
el Reino de los cielos y sobre el reino de las tinieblas: los dos primeros
siervos se esforzaron, con sus méritos y ganaron el ingreso al Reino de los
cielos, viviendo en gracia y obrando la misericordia, siendo invitados al
Banquete del Reino, en donde se sirve un manjar exquisito: el Pan de Vida
Eterna, la Carne del Cordero de Dios y el Vino de la Alianza Nueva y Eterna; el
tercer siervo, por su pereza, se volvió inútil para el Reino de Dios y así se
volvió incapaz de entrar en el Reino de los cielos, siendo arrojado al reino de
las tinieblas, en donde no hay ningún manjar, sino dolor, “llanto y rechinar de
dientes”, para siempre.
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