(Ciclo
A – 2020)
¿Qué significado tiene la ceremonia del Miércoles de
Cenizas, en la que el sacerdote impone las cenizas en las frentes de los
fieles, en forma de cruz mientras dice: “Recuerda que eres polvo y en polvo te
convertirás”? Tiene un significado sobrenatural, de origen celestial y es el
siguiente: en el Miércoles de Cenizas, la Iglesia nos recuerda qué es lo que
somos y en qué nos convertiremos, aunque también, implícitamente, nos recuerda
lo que todavía no somos y en qué nos convertiremos. Nos recuerda que somos “polvo”,
con lo cual quiere decir que nos recuerda que vivimos en la vida terrena, una
vida que es pasajera, que termina pronto y que esto que somos y que con frecuencia
creemos que es definitivo, se convertirá en “polvo” y que por eso “volveremos
al polvo”. La Iglesia nos recuerda que esta vida no es definitiva; nos recuerda
que esta vida es pasajera; nos recuerda que debemos vivirla como quien está de
viaje o, como dice Santa Teresa, “en una mala noche, en una mala posada”. Así es
exactamente esta vida: una mala noche en una mala posada; como tal, así como la
noche es breve y da lugar al amanecer, así sucede con esta vida: es breve, es
corta, termina en un soplo -no en vano el Salmo dice: “Nuestra vida, Señor,
pasa como un soplo”- y nada de lo material que tengamos en esta vida terrena,
nos llevaremos a la otra vida. Por esta razón, no tiene sentido acumular bienes
materiales ni poner en ellos el corazón, porque nada, absolutamente nada
material, nos habremos de llevar al otro mundo.
Es esto entonces lo que la Iglesia nos recuerda: que
estamos destinados a la muerte, que cada día que pasa, nuestros pasos nos
encaminan a la tumba, porque somos polvo y en polvo -por la muerte- nos
convertiremos. Pero no todo termina en la muerte terrena: ésta es sólo un
umbral que nos permite atravesar lo que nos separa de la otra vida, la vida
eterna, en donde nos esperan dos fuegos: el fuego del Infierno y el fuego del Amor
de Dios, el Espíritu Santo. Lo que debemos tener en cuenta, al recordar los
fuegos que nos esperan en la otra vida, es que no estamos pre-destinados a uno
u otro, sino que nosotros elegimos, con nuestras obras, a qué fuego queremos
ir, libre y voluntariamente. Para que no elijamos el fuego del Infierno, es que
la Iglesia nos anima, al colocarnos las Cenizas, que nos convirtamos, es decir,
que dejemos de mirar las cosas terrenales y bajas de esta vida, para elevar la
mirada del corazón y elevarla a Cristo Crucificado, único camino hacia el
Cielo, en donde nos espera el Fuego del Amor Divino, el Espíritu Santo.
“Conviérte (…) recuerda que eres polvo y en polvo te
convertirás”. Éste es el sentido del Miércoles de Cenizas: por un lado,
recordar que somos polvo, que estamos destinados a la muerte eterna, pero
también recordarnos que estamos destinados a la vida eterna y que para alcanzar
esta vida eterna, debemos convertirnos, para así poder llegar al Reino de los
cielos. El tiempo de Cuaresma es tiempo de oración, ayuno y penitencia, para
lograr, por la misericordia de Dios, la gracia de la conversión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario