“Ustedes tratan de matarme porque mi palabra no penetra
en ustedes” (Jn 8, 31-42). Jesús les reprocha duramente a los judíos su
incredulidad; siendo Dios Veraz, no puede callar ninguna de las faltas que los
judíos cometen contra Él y si Jesús les reprocha en la cara, es por el bien de
los judíos, por su salvación. ¿Qué es lo que les reprocha Jesús? Jesús les dice
que ellos “no son fieles a la Palabra de Dios; son esclavos del pecado y del
error; no tienen por padre a Abraham porque no creen en Él, que es el Hijo de
Dios; tratan de matar a Jesús solo porque Jesús les dice la verdad que Él ha
oído de Dios: Él es la Sabiduría del Padre, en Jesús está todo el Saber
Omnisciente del Padre y por eso quien escucha a Jesús escucha al Padre, pero
quien niega que Jesús es el Hijo del Padre, niega al Padre y no tiene a Dios
por Padre, tal como hacen los judíos”.
Los judíos pensaban que por el solo hecho de ser
descendientes de Abraham, estaban ya en la Verdad Absoluta de Dios y eso era
así hasta la Llegada de Jesús: cuando Jesús llega, se completa la
auto-revelación de Dios en Cristo Jesús como Uno y Trino; es decir, si hasta
Jesús los judíos creían y así lo era, que Dios era Uno, ahora Jesús les dice
que ese Dios Uno en el que ellos creen, es Uno y Trino, que es Trinidad de
Personas, que en Dios hay una sola naturaleza y Tres Personas distintas, el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que el Hijo, que es Él, ha venido para
rescatarlos del pecado, para sacarlos del error y de la esclavitud del pecado,
del demonio y de la muerte, pero los judíos, obstinados en su error, se niegan
a aceptar a Jesús como Quien dice Ser, Dios Hijo encarnado y por eso se colocan
del lado del Adversario de Dios, del lado de Satanás. Por esta negación de
Jesús, Jesús les dirá que el padre de ellos es el Demonio y que su sinagoga es
“sinagoga de Satanás”; de esta manera, el enfrentamiento entre los judíos y
Jesús se hace definitivo e irreversible, pero no por culpa de Jesús, sino por
culpa de los propios judíos, quienes se obstinan en su ceguera voluntaria. Tal
como les dice Jesús, “Si Dios fuera su Padre, el Padre de los judíos, ellos lo
amarían, porque Jesús viene de Dios Padre; no viene por Sí mismo, sino porque
el Padre lo envió”. Y lo envió para salvarlos a ellos y a todos los hombres,
pero la ceguera impide cualquier intento salvífico de Jesús, ya que la
salvación es ofrecida libremente por Jesús, pero también debe ser aceptada
libremente y por amor.
“Ustedes tratan de matarme porque mi palabra no penetra
en ustedes”. No solo los judíos dan muerte a Jesús con su incredulidad; también
nosotros, los católicos, los miembros del Nuevo Pueblo Elegido, damos cruel
muerte de cruz a Jesús, toda vez que elegimos el pecado en vez de su gracia;
toda vez que elegimos los mandamientos de Satanás y no los Mandamientos de la
Ley de Dios; toda vez que elegimos vivir como paganos y no como cristianos. Si
somos hijos de la Luz Eterna, Cristo Jesús, comportémonos entonces como hijos
de la Luz y dejemos para siempre las obras de los hijos de las tinieblas y solo
así tendremos en nosotros la Vida Eterna del Corazón Eucarístico de Jesús.
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