“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón
está lejos de Mí” (Mc 7, 1-13). Jesús critica a los fariseos y a
los maestros de la ley porque siendo ellos hombres religiosos y dedicados al
templo han vaciado, sin embargo, a la religión de su contenido esencial, que es
la piedad para con Dios y la caridad para con el prójimo y lo han hecho porque
han reemplazado el mandamiento de Dios por mandamientos humanos. Pone el
ejemplo de aquel que, para no cumplir con el mandamiento que dice: “Honrar
padre y madre”, deposita dinero en el templo, pero no asiste a sus padres en la
necesidad. De esta manera, ni rinden verdadero culto a Dios, ni tampoco honran
a sus padres, porque Dios no puede aceptar ofrendas de parte de alguien que
tiene endurecido el corazón hacia el prójimo y con más razón, a los padres.
Para honrar a Dios hay que ser caritativos con el
prójimo: quien no es caritativo con el prójimo, honra a Dios sólo con los
labios, pero no con el corazón y es por eso que Jesús les reprocha: “Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”.
De la misma manera, muchos católicos piensan que, por
cumplir exteriormente ciertos ritos, se encuentran exentos de ser
misericordiosos para con el prójimo. Así, muchos asisten a las funciones
litúrgicas, pero luego no obran la misericordia –ya sea no perdonando a su
prójimo, no visitando enfermos por pereza, evitando dar buenos consejos por
respetos humanos, evitando el obrar cristiano de cualquier manera, también por
respetos humanos-. A estos cristianos, Jesús también les dice: “Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”. Hay que amar a Dios
con el corazón y también con las obras y para eso hace falta cumplir con los
Mandamientos y obrar la misericordia.
Debemos estar vigilantes y atentos, porque si no damos
testimonio de vida cristiana, cumpliendo con los Mandamientos de la Ley de Dios
dentro y fuera del templo y siendo misericordiosos para con el prójimo, aun
cuando asistamos a Misa todos los días, estaremos dando a Dios un culto vacío
de nuestra parte y así serán también para nosotros las palabras de Jesús: “Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí”. No honremos
a Dios sólo de palabras: obremos también la misericordia, cumplamos sus
Mandamientos y así amaremos y honraremos a Dios de palabra y obra y seremos
agradables a sus ojos.
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