“Entonces será el llanto y el rechinar de dientes” (Lc 13, 22-30). Jesús describa su Segunda
Venida con la figura de un amo de casa que ha estado esperando que ingresen sus
súbditos a su casa, por una puerta estrecha; el amo, en determinado momento, se
levantará y dejará fuera a quienes hasta ese momento no hayan entrado. Lo llamativo
es lo que les sucede a los que quedan afuera: “Entonces será el llanto y el
rechinar de dientes”. Es una frase muy llamativa, porque “llanto” sumado al “rechinar
de dientes”, está expresando un dolor intensísimo, fuera de lo común; de tal
intensidad, que hace “rechinar los dientes”. Esto significa que, quien no
ingrese al Reino de Dios por la puerta estrecha que es Cristo crucificado,
quedará fuera de él, comenzando inmediatamente a sufrir en cuerpo y alma los
insoportables dolores que se sufren en el Infierno y por toda la eternidad. Esto
es lo que quiere decir Jesús cuando dice que los que queden fuera del Reino de
los cielos “llorarán y rechinarán los dientes” a causa del dolor, del intenso
dolor que les provoca el fuego del Infierno.
“Entonces será el llanto y el rechinar de dientes”. Estamos
en esta vida no para otra cosa que para entrar en la casa del amo por la puerta
estrecha y así evitar quedar fuera, con llanto y rechinar de dientes; es decir,
estamos en esta vida para ingresar en el Reino de los cielos por medio de la
Santa Cruz y así evitar la eterna condenación en el Infierno.
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