“El
Espíritu de la verdad os guiará a la Verdad plena” (Jn 16, 12-15). Hay muchas cosas que Jesús tiene que decirles a sus
discípulos, pero ellos no se encuentran en condiciones de recibirlas, ante
todo, por la incapacidad de la razón humana –y también de la angélica- de
comprender los misterios absolutos sobrenaturales de Dios sin la ayuda del
Espíritu Santo. Sólo cuando Jesús envíe el Espíritu Santo, ellos estarán en
grado de comprenderlas, aceptarlas y vivirlas. ¿Cuáles son esos misterios sobrenaturales absolutos, que serán
conocidos con la luz del Espíritu Santo? Que Dios es Uno en naturaleza y Trino
en Personas, lo cual quiere decir no tres dioses, sino un solo Dios en el que
hay Tres Divinas Personas, iguales en honor, majestad y poder y todas dignas de
recibir adoración. Esta verdad, si Jesús no la hubiera revelado, no podría
jamás ser conocida por la razón humana y tampoco por la angélica. Otro misterio
sobrenatural absoluto, revelado por el Espíritu Santo cuando Jesús lo envíe, es
que Jesús es Dios Hijo, la Segunda Persona de la Trinidad, que se encarnó en el
seno virgen de María para tener un cuerpo con el cual realizar la oblación de
Dios a Dios, por medio precisamente del sacrificio de ese cuerpo en la Cruz.
Por último, otra verdad sobrenatural absoluta es que Cristo, que es Dios Hijo
encarnado, continúa y prolonga su Encarnación en la Eucaristía, de manera que
la Eucaristía no es un trocito de pan consagrado en una ceremonia religiosa,
sino el mismo Cristo Dios en Persona, que prolonga y actualiza su encarnación
en el seno virgen de la Iglesia, el altar eucarístico.
“El
Espíritu de la verdad os guiará a la Verdad plena”. Debemos pedir de continuo
la asistencia del Espíritu Santo, de manera tal que nuestra religión católica,
la que nosotros creemos y practicamos individualmente, no solo nunca se
racionalice, en el sentido de ser rebajada al nivel de la razón humana, sino que sea vivida por
nosotros como lo que es, una religión de misterios sobrenaturales absolutos –
Dios es Uno y Trino; Dios Hijo se encarnó en el seno virgen de María; Dios Hijo
prolonga su Encarnación en el seno virgen de la Iglesia, el altar eucarístico,
en la Eucaristía- y así seamos conducidos, por el Espíritu Santo, a la Verdad
plena, Cristo Jesús en la Eucaristía.
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