“Yo
Soy el Pan Vivo bajado del cielo” (Jn
6, 44-51). Aunque los hebreos creían que sus padres en el desierto habían
comido el pan de vida, el maná bajado del cielo, Jesús les dice que eso no es
así: Él es el Verdadero Pan bajado del cielo, porque Él es un Pan Vivo, un Pan
que tiene vida, con lo cual afirma al mismo tiempo que el maná que comieron los
israelitas en el desierto era un pan inerte, sin vida. Es verdad que los
israelitas comieron un pan milagroso, bajado del cielo, el maná, el cual les
dio vida de manera que pudieron llegar a la Ciudad Prometida, la Jerusalén
terrena. Sin embargo, aquí Jesús está afirmando otra cosa: el Verdadero Maná
bajado del cielo es Él: el otro maná era solo una figura del Verdadero Maná,
que es Él; el maná de los israelitas era sí milagroso y venía del cielo, pero
era inerte y daba vida sólo en un sentido figurado, en el sentido de que
impedía la muerte corporal: el Pan Vivo bajado del cielo que es Él mismo,
Jesús, no es un pan sin vida, sino precisamente un Pan Vivo, un Pan que tiene
vida y que da vida al que lo consume, pero no para prolongar la vida del
cuerpo, sino para alimentar el alma con la substancia misma de Dios, por eso es
que se trata de un Pan que da la vida eterna, es decir, la vida de Dios Trino,
a quien lo consume. Jesús les deja bien en claro la diferencia entre el maná
comido por los israelitas en el desierto y Él, que es el Verdadero Maná: los
israelitas comieron el maná y murieron; en cambio, quienes coman su Cuerpo, que
es el Pan de Vida eterna, no morirán jamás, porque Él es el Pan Vivo, que vive
con la vida de Dios Trino y que transmite esa vida divina a quien lo consume.
Por esta razón es que dice que los israelitas murieron, porque comieron un pan
milagroso, pero inerte: Él es el Pan Vivo que comunica la vida eterna y por
esto, quien lo come, no morirá jamás, aunque muera la vida terrena, porque el
Pan Vivo que es Él contiene la Vida eterna de Dios. El que come de este Pan,
vivirá para siempre, aun cuando muera a la vida terrena, porque el Pan Vivo
bajado del cielo le comunica de la vida misma de Dios, que es una vida eterna.
¿Y cuál es para nosotros ese Pan de Vida eterna? La Eucaristía, porque la
Eucaristía es un Pan que parece pan a los ojos del cuerpo, pero en realidad es
la Carne del Cordero de Dios, asada en el fuego del Espíritu Santo. Éste es el
significado de las palabras de Jesús: “El pan que yo daré es mi carne por la
vida del mundo”. La Eucaristía parece pan a los ojos del cuerpo, pero es la
Carne del Cordero de Dios, que contiene y concede la vida eterna a quien la
consume.
No hay comentarios:
Publicar un comentario