“El
Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros” (Mt 10, 16-23). Jesús envía a sus discípulos a misionar, pero les
advierte dos cosas: que los envía como “ovejas en medio de lobos” y que “deben ser
astutos como serpientes y mansos como palomas”. Con esto, les está anticipando
el medio hostil que encontrarán frente a la predicación y la razón es que el
mundo, hacia el cual va dirigida la predicación de la Buena Noticia, está bajo
el poder del Maligno, del Príncipe de la mentira, Satanás, el Ángel caído. Por esta
razón, porque está bajo el poder del Maligno, el mundo es absolutamente
contrario a la Buena Noticia, la cual implica que el mundo dejará de estar bajo
el poder del Maligno, porque éste será derrotado por Jesucristo en la cruz. En
esta tarea de evangelizar, los discípulos tendrán que tener bien en cuenta los
consejos de Jesús: deberán ser “mansos como corderos” para no responder con
violencia a la violencia ejercida por los esbirros del Maligno; deberán ser “astutos
como serpientes” para no caer en las trampas de aquellos que usan la mentira
como forma de conseguir sus planes contra Cristo; por último, deberán ser como
verdaderas “ovejas en medio de lobos”, porque el misionero, el que predica el
Evangelio, es literalmente como una oveja en medio de lobos, porque su
fortaleza es la mansedumbre y la humildad del Cordero de Dios, Jesucristo,
frente a los dientes afilados y las garras de quienes se oponen a la Buena
Noticia. En apariencia, la Iglesia de Cristo -esto es, los misioneros, los que
anuncian la Buena Noticia en medio del mundo- están inermes, porque los que son
partidarios del Maligno utilizan la violencia en todas sus formas para oponerse
a la difusión del Evangelio de Jesucristo. Esto es patente en gobiernos de
países comunistas, como Corea del Norte, Cuba, China, en donde existen campos
de concentración para cristianos, en los que son recluidos y obligados a
trabajos forzados e incluso hasta morir de extenuación y de hambre, no por
haber cometido delitos, sino por el simple hecho de ser cristianos, esto es, de
creer en Cristo como Salvador. En países no comunistas también se da la persecución,
aunque incruenta, contra la Iglesia Católica y esto se ve en la sanción de
leyes que atentan directamente contra la Ley de Dios, como el aborto, la
ideología de género, la Educación Sexual Integral, el divorcio, la eutanasia y
tantas otras leyes contrarias a la voluntad de Dios.
“El
Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros”. Ahora bien, si bien es cierto
que la persecución contra la Iglesia arrecia, tanto en países comunistas como
en países no comunistas, es también cierto que la asistencia divina para quien
proclame el Evangelio de Jesucristo no faltará en ningún momento. Esta asistencia
del cielo se verá patente cuando los cristianos sean llevados ante las
autoridades para dar cuenta de qué es lo que están diciendo -que Dios se hizo
hombre para redimir al hombre y que ha de venir al fin del mundo para juzgar a
vivos y muertos-, porque quien asumirá la defensa de los cristianos será el Espíritu
Santo en Persona: “El Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros”. Es decir,
cuando los cristianos sean apresados, será el Espíritu de Dios quien, supliendo
la debilidad humana, hablará a través de sus frágiles hijos, los cristianos,
para anunciar al mundo lo que está escrito desde el inicio en las Escrituras:
el Hijo del hombre aplastará la cabeza de la Serpiente Antigua, el Príncipe de
este mundo, para arrojarlo al lago de fuego ardiente y para instaurar un reino
mesiánico de paz divina, de justicia divina, de amor divino.
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