(Domingo V - TP - Ciclo A – 2023)
“Yo Soy
el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 1-12). En estos tiempos en los
que parecen predominar las falsas teorías de un falso ecumenismo, según las
cuales todas las religiones son iguales, todos adoramos a un mismo Dios, todos
vamos al Cielo y nadie va al Infierno, sin importar si creamos o no creamos, la
Iglesia Católica, sobre la base de las palabras de su Fundador, Nuestro Señor Jesucristo,
se presenta a sí misma ante el mundo, como la Única y Verdadera Iglesia, del Único
y Verdadero Dios.
Uno de
los argumentos que utiliza la Iglesia Católica es precisamente esta declaración
de Jesucristo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Jesús es
el Camino, el Único Camino que conduce a algo que es infinitamente más hermoso
que el Reino de los cielos, a algo que es infinitamente más maravilloso que
todos los cielos juntos y es el seno de Dios Padre. Jesús nos conduce al Padre,
porque Él proviene del Padre, porque Él y el Padre son “una misma cosa”, Él y
el Padre comparten, con el Espíritu Santo, el Amor Divino, un mismo Acto de Ser
divino trinitario. Y precisamente, el motivo de la Encarnación del Verbo, de
Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, que procede del Padre, es conducirnos,
por el Espíritu Santo, al Padre, para que allí residamos por toda la eternidad.
No hay otro camino para llegar al Padre que no sea Jesucristo, Quien desde la
Cruz nos espira el Espíritu Santo para que, en el Amor Divino seamos llevados,
en el Hijo, al Padre.
Jesús es
la Verdad Última, la Verdad sobrenatural, la Verdad Absoluta, la Verdad Total
acerca de Dios, de su naturaleza y de su ser divino. Hasta Jesús, los judíos
eran los poseedores de una parte de la verdad acerca de Dios, puesto que los judíos
sabían, por revelación divina, que Dios era Uno y no había muchos dioses sino
Uno solo y por eso eran el único pueblo monoteísta de la Antigüedad. A partir
de Jesucristo, que es la Sabiduría del Padre, Dios se auto-revela no solo como
Dios Uno, sino como Uno y Trino, es decir, como Uno en naturaleza y Trino en Personas,
las Personas del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, las cuales participan de la única naturaleza divina y del único
Ser divino trinitario. No hay otra Verdad acerca de Dios que no sea la que
revela Nuestro Señor Jesucristo, Verdad que es enseñada desde hace siglos por
el Magisterio y la Tradición de la Iglesia Católica.
Jesús es
la Vida, pero no esta vida humana que por naturaleza tenemos, sino que Él es la
Vida Divina, la Vida misma de la Trinidad, Vida verdadera y absolutamente divina,
celestial, Vida Increada y Eterna, Vida vivificante, que da la vida divina a
todo aquel que recibe a Jesús con fe, con amor y con piedad, Vida que brota del
Ser divino trinitario como de una Fuente Inagotable.
“Yo Soy
el Camino, la Verdad y la Vida”, les dice Jesús a sus discípulos; “Yo Soy el
Camino, la Verdad y la Vida”, nos dice a nosotros desde la Eucaristía, porque
Él en la Eucaristía está vivo, glorioso y resucitado, en Persona y en la
Eucaristía es el Camino que nos conduce al Padre, es la Verdad Absoluta acerca
de la Dios Trinidad y es la Vida Eterna que se nos comunica en cada comunión. Por
esta razón, la Iglesia Católica es la Única Iglesia Verdadera del Único Dios
Verdadero; cualquier otra religión, no es más que invento humano o, peor aún,
del Ángel caído.
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