“Volveré
a veros y se alegrará vuestro corazón” (Jn 16, 20-23a). Cuando Jesús muera
en la Cruz el Viernes Santo, los discípulos se entristecerán y llorarán, porque
al no haberles sido dado todavía el Espíritu Santo, no recordarán o no creerán
en las palabras de Jesús, de que Él habría de resucitar “al tercer día”. Esta tristeza
y llanto, causados por el descreimiento en sus palabras, es característica de
todos los discípulos en los primeros encuentros con Jesús resucitado. Por ejemplo,
María Magdalena, llora a la entrada de la tumba porque cree que Jesús está muerto
y que “se han llevado” su cuerpo; los discípulos de Emaús están con el “semblante
triste” porque si bien conocían a Jesús, se han quedado con los sucesos del Viernes
Santo y al no tener la perspectiva de la resurrección del Domingo, se sumergen
en la tristeza; Santo Tomás, a su vez, es el incrédulo por antonomasia, porque a
pesar de recibir el testimonio de los demás discípulos de que han visto a Jesús
resucitado, no quiere creer hasta que “toque con sus manos” sus heridas y su
costado.
“Volveré
a veros y se alegrará vuestro corazón”. Si bien la tristeza es la nota
predominante de los discípulos antes de ver a Jesús resucitado e incluso antes
de recibir el Espíritu Santo que les permite reconocerlo, luego de que se
encuentran con Jesús y Él les sopla el Espíritu Santo para que sus mentes y
corazones lo reconozcan como resucitado, lo que predomina y abunda en los discípulos
es la alegría: “No podían creer de la alegría”, dice el Evangelio. A esto se
refiere Jesús cuando les dice: “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”.
Él morirá en la Cruz y sus discípulos se entristecerán, pero resucitará y
volverá a verlos y les dará una alegría que “nadie podrá quitarles”, porque es
la Alegría Increada que brota de su Sagrado Corazón la que embargará sus
espíritus.
“Volveré
a veros y se alegrará vuestro corazón”. Si la tristeza se adueña de nuestras
vidas, por el motivo que sea, acudamos a los pies de Jesús Eucaristía, para que
Él “vuelva a vernos” y así nos comunique de su alegría y se alegre nuestro corazón.
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