viernes, 22 de mayo de 2020

“Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”




“Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón” (Jn 16, 20-23a). Cuando Jesús muera en la Cruz el Viernes Santo, los discípulos se entristecerán y llorarán, porque al no haberles sido dado todavía el Espíritu Santo, no recordarán o no creerán en las palabras de Jesús, de que Él habría de resucitar “al tercer día”. Esta tristeza y llanto, causados por el descreimiento en sus palabras, es característica de todos los discípulos en los primeros encuentros con Jesús resucitado. Por ejemplo, María Magdalena, llora a la entrada de la tumba porque cree que Jesús está muerto y que “se han llevado” su cuerpo; los discípulos de Emaús están con el “semblante triste” porque si bien conocían a Jesús, se han quedado con los sucesos del Viernes Santo y al no tener la perspectiva de la resurrección del Domingo, se sumergen en la tristeza; Santo Tomás, a su vez, es el incrédulo por antonomasia, porque a pesar de recibir el testimonio de los demás discípulos de que han visto a Jesús resucitado, no quiere creer hasta que “toque con sus manos” sus heridas y su costado.
“Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”. Si bien la tristeza es la nota predominante de los discípulos antes de ver a Jesús resucitado e incluso antes de recibir el Espíritu Santo que les permite reconocerlo, luego de que se encuentran con Jesús y Él les sopla el Espíritu Santo para que sus mentes y corazones lo reconozcan como resucitado, lo que predomina y abunda en los discípulos es la alegría: “No podían creer de la alegría”, dice el Evangelio. A esto se refiere Jesús cuando les dice: “Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”. Él morirá en la Cruz y sus discípulos se entristecerán, pero resucitará y volverá a verlos y les dará una alegría que “nadie podrá quitarles”, porque es la Alegría Increada que brota de su Sagrado Corazón la que embargará sus espíritus.
“Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón”. Si la tristeza se adueña de nuestras vidas, por el motivo que sea, acudamos a los pies de Jesús Eucaristía, para que Él “vuelva a vernos” y así nos comunique de su alegría y se alegre nuestro corazón.

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