(Ciclo
C – 2019)
Si
la cruz era, para los antiguos paganos, un signo de tortura, de humillación y
de muerte, ¿por qué nosotros, los cristianos, adoramos la Cruz? ¿No estamos
acaso adorando un instrumento de tortura extrema y de muerte? Los romanos
habían elegido la muerte de cruz como ejemplo máximo de muerte humillante y
dolorosa, reservada para los criminales más contumaces, para que viendo los
demás cómo se moría en la cruz, se guardaran bien de atentar contra el imperio
y el emperador. Por esto es que nos preguntamos: ¿por qué adoramos la cruz, los
cristianos, si es un instrumento de dolor, de humillación extrema y de muerte? ¿No
estamos adorando un signo de muerte?
De
un modo particular, los cristianos adoramos la Santa Cruz en el Viernes Santo,
y luego también en la fiesta litúrgica de la Exaltación de la Cruz. Es decir,
adoramos la Cruz no una, sino dos veces al año. Pero la pregunta sigue abierta:
¿no nos comportamos como paganos, al adorar un signo de tortura y de muerte?
Esta pregunta exige que los cristianos entendamos de forma adecuada la
adoración de la Cruz, para no caer en el error de los paganos. La respuesta nos
la da la fe, porque solo la fe es la que, al mismo tiempo, muestra que en el
signo de la Cruz se nos manifiesta el Misterio de Dios y al mismo tiempo lo
esconde, porque quien no tiene fe, no puede ver este Misterio de la Cruz. Y
quien no ve el signo de la Cruz por la luz de la fe, odia a la Cruz con rabia
satánica[1],
que es lo que les sucede a los infieles y a los paganos. La fe nos dice que los
cristianos, cuando adoramos la Cruz, no es al leño o al madero en sí al que
adoramos[2],
sino que adoramos a Aquel que en la Cruz fue exaltado por encima de todo,
Cristo Jesús. Cuando los cristianos adoramos la Cruz, la adoramos porque está
impregnada, empapada, bañada en la Sangre del Cordero. Es al Cordero de Dios,
que estuvo en la Cruz colgado, al que adoramos, cuando adoramos la Cruz y
adoramos la Sangre del Cordero que empapó la Santa Cruz y con la cual fuimos
salvados. Cuando adoramos la Cruz, adoramos al Señor Jesucristo, que es el
Hombre-Dios que triunfó en la Cruz, transformándola con su omnipotencia, de
signo de oprobio, ignominia y muerte, en signo de gloria, de triunfo y de vida[3]
y vida eterna. Porque que el que yace en el madero es el Kyrios, el Señor de la
gloria, es que los cristianos adoramos el signo sacrosanto de la Cruz. Para los
cristianos, la Cruz es el resumen, la síntesis, de todo lo que de Dios y en
Dios amamos y adoramos: su Ser, su sacrificio, su Muerte, su Redención, su
Amor.
Los
cristianos tenemos por lo tanto muchos motivos para adorar la Santa Cruz de
Jesús[4]:
Porque
en la Cruz murió de muerte humillante Jesús, el Hombre-Dios y puesto que Él es
el Hombre-Dios y es omnipotente, Él “hace nuevas todas las cosas”[5]
y es así que a la Cruz la hizo nueva, porque de instrumento que era de tortura
y de muerte, la convirtió, con su Presencia, en instrumento de gloria y de vida
eterna.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque allí Jesús convirtió, el dolor y la muerte
del hombre, que eran castigos por el pecado, en caminos de santificación y
redención, de manera tal que todo el que sufre en la Cruz y muere en la Cruz,
obtiene la Vida eterna.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque en ella el Cordero Degollado, al derramar su
Sangre Preciosísima, lavó con su Sangre nuestros pecados, destruyéndolos para
siempre, además de comunicarnos, con esta Sangre divina suya, su Vida divina,
la Vida de Dios Trinidad.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque si en la Cruz Jesús aparecía humillado y
débil, la Santísima Trinidad convirtió esta humillación y debilidad en fuerza
omnipotente divina, de manera tal que, a partir de la muerte del Hombre-Dios en
la Cruz, toda rodilla, en los cielos, en la tierra y en el Infierno, se dobla
ante el Cordero de Dios crucificado.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque por medio de ella el Cordero de Dios venció
para siempre a los enemigos mortales de la humanidad, el pecado, el demonio y
la muerte, y los venció de una vez y para siempre.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque en ella el Redentor entregó su Cuerpo y su
Sangre, unidos a su Alma y por su Alma, su Humanidad unida a la Divinidad, de
manera que quien se postra ante la Cruz no se postra ante un hombre más, sino
al Dios Tres veces Santo, y quien recibe su Cuerpo y su Sangre entregados en el
Altar de la Cruz y en la Cruz del Altar, en el sacramento de la Eucaristía,
recibe de Él la Vida eterna de Dios Uno y Trino.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque en ella el Salvador nos dio, además de su
Cuerpo y Sangre como alimentos del alma que nos dan la vida y la substancia
divina, a su Madre amantísima por Madre nuestra, de modo que la Cruz se
convierte en nuestro lugar de nacimiento para el cielo; la Cruz es el lugar en el que nacemos para, después de
esta vida terrena, ser conducidos al cielo, si morimos en gracia y por la
misericordia de Dios. Por la Santa Cruz, los cristianos tenemos una Madre que
nos ama con todo el Amor de su Inmaculado Corazón, que es el Amor de Dios, el
Espíritu Santo; nos cubre con su manto y así nos transporta, desde esta vida
terrena, a la vida eterna en los cielos.
Los
cristianos adoramos la Cruz porque en ella Jesús hizo lo mismo que hace en cada
Santa Misa: entrega su Cuerpo y derrama su Sangre y es por eso que para
nosotros la Cruz es como la Misa y la Misa como la Cruz, porque en la Misa
obtenemos lo que en la Cruz nos dio, su Cuerpo y su Sangre Preciosísimos.
Por
todos estos motivos, nosotros los cristianos, veneramos, exaltamos, celebramos
y adoramos la Santa Cruz de Jesús.
[1] Cfr. Odo Casel, Misterio de la
Cruz, Ediciones Guadarrama, Madrid2 1964, 244.
[2] Cfr. Casel, ibidem, 244.
[3] Cfr. Casel, ibidem, 245.
[4] Llegados a este punto y ante la
difusión masiva que ha tenido entre los cristianos el “árbol de la vida” de
origen cabalístico, esotérico y ocultista (cfr. https://www.destinoytarot.com/simbologia-esoterica-el-arbol-de-la-vida/), debemos decir que el único
“Árbol de la vida” y de vida eterna, para el cristiano, es la Santa Cruz de
Jesucristo. El “árbol de la vida” cabalista es un amuleto mágico utilizado en
rituales de magia (cfr. https://www.tarotvidenciacristina.com/el-amuleto-del-arbol-de-la-vida/) y es un talismán que se utiliza
en la Cábala o Qabalah y representa el crecimiento, el desarrollo,
el progreso, la trasmutación de energías y la reencarnación (…) En el aspecto más esotérico el árbol de la
vida podemos decir que significa recepción. Representa todas las enseñanzas
espirituales que se han recibido y cuya finalidad es alcanzar un estado
superior de conocimiento, especialmente del conocimiento del “YO” (cfr. https://www.tarotvidenciacristina.com/el-amuleto-del-arbol-de-la-vida/) por lo tanto se opone
frontalmente al Árbol de la Vida que es la Santa Cruz de Jesucristo.
[5] Ap 21, 5.
Muy interesante el artículo, la verdad es que yo no creo mucho en estas cosas pero poco a poco voy abriéndome en el mundo del tarot, sobre todo sin gabinetes, así es más personal.
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ResponderEliminarSin gabinetes todo funciona mejor, yo las pruebo de vez en cuando y me guian
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