viernes, 15 de noviembre de 2024

Concilio de Trento: "La Santa Misa es «un sacrificio verdadero y real»; la oblación de la Misa es la misma que la del Calvario; la inmolación sacramental perpetúa este sacrificio y nos aplica sus frutos"

 


El Concilio de Trento es el que, entre todos, ha fijado con mayor amplitud y precisión la doctrina tradicional sobre el Santo Sacrificio.

Los principios establecidos por el Concilio fueron, principalmente, éstos: 

1. La Santa Misa es «un sacrificio verdadero y real»: verum et propium sacrificium [Sess. XXII, can.1].

Saliendo al paso de lo que enseñaban los reformadores del siglo XVI, definió que la Misa es algo más que un recuerdo de la Cena del Señor, que no es un simple rito en el que se ofrece a Cristo oculto bajo las especies sagradas, ni solamente una representación simbólica de su muerte, sino «un sacrificio verdadero y real».

2. En segundo lugar, la oblación de la Misa es la misma que la del Calvario. La única diferencia que existe entre ambos sacrificios consiste en la diversa manera en que se ofrecen: sobre nuestros altares, declara el Concilio, «el mismo Cristo se ofreció en el altar de la cruz de una manera sangrienta, se hace presente y se ofrece incruentamente» [Sess. XXII, cap. 2].

3. Es verdad que la Misa no renueva la redención, pero también es cierto que, por medio de la inmolación sacramental, perpetúa a través de los tiempos la oblación de este único sacrificio y «nos aplica ubérrimamente sus frutos»: 

Oblationis cruentæ fructus per hanc incruentam uberrime percipiuntur [Ibid.].

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