viernes, 15 de noviembre de 2024

“Cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca”

 


(Domingo XXXIII - TO - Ciclo B - 2024)

“Cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca” (Mc 13, 24-32). Los discípulos preguntan a Jesús sobre cuándo será la destrucción del templo y en la respuesta Jesús no solo describe las señales que precederán a la destrucción del templo, sino que además habla de su Segunda Venida en la gloria; es decir, en una misma respuesta, revela dos profecías distintas. Por esta razón, hay que diferenciar, en la respuesta, a qué parte de las profecías corresponden cada uno de los sucesos revelados por Jesús. Para algunos estudiosos, Jesús hace una división importante entre los dos hechos: por un lado, el templo sería destruido pero los discípulos tendrían tiempo para escapar gracias a una serie de señales previas a la destrucción; esta primera calamidad, de orden local, de la cual los discípulos podrían escapar “huyendo a otra parte, tendría lugar “antes de que pase esta generación”. Por otro lado, con relación a la Segunda Venida, Jesús no da ninguna información sobre el tiempo de ese suceso, el cual sería repentino e inesperado y no habría señal alguna de aviso. Es por esto que Cristo advierte repetidamente sobre la necesidad de estar siempre preparados: “Estad alertas, velad, porque no sabéis cuándo será el tiempo” (33). Entonces, Jesús da una señal cierta para la destrucción del templo, una indicación de tiempo, “antes de que pase esta generación”, mientras que para la Segunda Venida solo advierte acerca de la necesidad de estar permanentemente preparados –“Estad alertas, porque no sabéis cuándo será el tiempo”- y esto lo hace Jesús para separar bien los dos hechos, la destrucción del templo y la Segunda Venida, porque en la mente de los apóstoles, se asociaba, en forma errónea, la destrucción del templo y el fin del mundo (cfr. 13, 4). De esta manera, Jesús disipa esta confusión y revela con claridad estas dos profecías, la destrucción del templo y la Segunda Venida en la gloria.

Con respecto a la Segunda Venida de Cristo, hay un dato más, que está contenido proféticamente, no en la Sagrada Escritura, sino en el Catecismo de la Iglesia Católica -lo cual significa que para nosotros, los católicos, tiene el mismo nivel de autoridad que la Sagrada Escritura- y ese dato es la Iglesia Católica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo, que fue perseguida desde su misma fundación, que fue perseguida a lo largo de los siglos y que sigue siendo perseguida en la actualidad, sufrirá una última persecución sangrienta, y esta última persecución será el preludio que indicará la aparición Anticristo, el vicario de Satanás. El Anticristo perseguirá de forma cruenta a la Iglesia Católica, obligándola a ocultarse en las catacumbas, como al inicio de los tiempos y cuando lo logre, establecerá su propia iglesia, una falsa iglesia católica, una iglesia que parecerá católica externamente, pero que no lo será en su interior porque no tendrá sacramentos, ya que el Anticristo suprimirá el Santo Sacrificio del Altar, la Santa Misa, reemplazándola por una misa falsa y por una eucaristía falsa, reemplazando también a los sacramentos por sacramentos falsos. La eucaristía será falsa, porque algo sucederá con ella: o se cambiarán las palabras de la consagración, con lo cual no habrá Transubstanciación, es decir, conversión del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, o bien se cambiará la materia del sacramento, con lo cual tampoco habrá sacramento válido y esto podría suceder si se implementa uno de los objetivos de la Agenda 2030 que es, por ejemplo, el control total de la política alimentaria, para no solo determinar qué cantidad de alimento consumirá cada individuo -tal como se hace en los países comunistas en la actualidad-, sino también para determinar qué tipo de alimento modificado consumirá la población, que es lo que están intentando hacer, como por ejemplo, las harinas de insectos, las cuales pretenden que reemplacen a la harina de trigo: si en un hipotético caso, no se produjera más harina de trigo en el futuro y esta harina de trigo fuera reemplazada en su totalidad por la harina de insectos, y la eucaristía se confeccionara con este tipo de harina, con harina de insectos, como la harina de insectos que ya se vende en supermercados la Unión Europea, de Estados Unidos, de Rusia y de China, esta eucaristía no sería nunca el Cuerpo de Cristo, porque para que sea Cuerpo de Cristo, se necesita que sea harina de trigo. Esta es la razón última por la cual están tan empecinados en reemplazar a la harina de trigo por la harina de insectos: para que no se pueda confeccionar el Sacramento de la Eucaristía y esto será obra del Anticristo. También cambiará la Ley de Dios y eliminará el pecado, estableciendo falsamente que el pecado ya no existe más, llamando “derecho humano” a lo que antes se llamaba “pecado”, como por ejemplo ya se llama ahora, en la legislación civil, al aborto: en nuestro país, la ley que permite el aborto establece que el aborto es un “derecho humano”, cuando en realidad es un asesinato. La profecía sobre el reinado del Anticristo y la última persecución a la Iglesia Católica se enuncia así en el Catecismo, en su número 675, en el apartado titulado “La última prueba de la Iglesia”: “Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cfr. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cfr. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cfr. 2 Ts 2, 4-12; 1 Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22)”. Entonces, según el Catecismo, la Iglesia Católica sufrirá una última persecución sangrienta, antes de la Segunda Venida de Cristo; se suprimirá la Santa Misa, el Santo Sacrificio del Altar, dando cumplimiento a la profecía de Daniel; al mismo tiempo se impondrá la adoración obligatoria de un ídolo pagano, un falso dios, un demonio oculto en un fetiche idolátrico, la “abominación de la desolación”; el Anticristo declarará que lo que la Iglesia Católica consideraba como “pecado” ahora ya no lo es más, porque de ahora en más es “derecho humano”, algo de lo cual lo estamos padeciendo en nuestro país, a partir de la aprobación de la ley genocida del aborto, que declara al aborto, al asesinato del niño por nacer, como un “derecho humano”[1] (dicho sea de paso, esta ley infernal está provocando un verdadero holocausto a Moloch, el demonio al cual se le ofrecen niños en el Antiguo Testamento: según datos oficiales, solo en el sector público, se produjeron 250.000 abortos o asesinatos de niños por nacer, llamados eufemísticamente “IVE”, “Interrupción voluntaria del Embarazo” o también “ILE”, “Interrupción Legal del Embarazo”; si a esto le sumamos el sector privado, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que desde la implementación de esta nefasta ley, desde el año 2021, en solo tres años, han sido masacrados 500.000 niños argentinos y la cuenta sigue subiendo. Esto es algo que provoca la Justa Ira de Dios, porque cada niño es una obra maestra de sus manos, que es masacrada y destrozada por el hombre, a través del aborto y que por el aborto, el hombre, en este caso nosotros, los argentinos, nos atraemos el Justo Juicio y Castigo Divinos). Al surgimiento del Anticristo como falso mesías le seguirá un abandono masivo de la verdadera fe católica, fenómeno que se conoce como “apostasía”, caracterizado por el rechazo al Verdadero y Único Cristo, el Cristo Eucarístico y a esta apostasía la caracterizará la adoración falsa a la tríada satánica de la Nueva Falsa Iglesia formada por el Anticristo, la Bestia y el Dragón. Todo esto es lo que profetiza Jesús que sucederá antes de su Segunda Venida en la gloria.

Entonces, de las dos profecías reveladas por Jesús, se cumplió la primera, la relativa a la destrucción del templo, cuando este fue arrasado por las tropas del emperador romano en el año 70 d. C., por lo cual queda por cumplirse la segunda profecía, relativa a la Segunda Venida en la gloria de Nuestro Señor Jesucristo, cuando vendrá a juzgar a vivos y a muertos, sentenciando a unos al horror eterno del Infierno y a otros, a la eterna felicidad en el Reino de los cielos. Es para esta Segunda Venida, para la cual debemos estar “vigilantes, atentos, con las túnicas ceñidas y las lámparas encendidas”, porque nadie sabe cuándo será el Día de la Ira del Señor.

 

        

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario