Adorado seas, Jesús, Cordero de Dios, Segunda Persona de la Santísima Trinidad, Dios oculto en el Santísimo Sacramento del altar. Adorado seas en la eternidad, en el seno de Dios Padre; adorado seas en el tiempo, en el seno de la Virgen Madre; adorado seas, en el tiempo de la Iglesia, en su seno, el altar Eucarístico. Adorado seas, Jesús, en el tiempo y en la eternidad.

lunes, 28 de mayo de 2018
“Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”
jueves, 8 de septiembre de 2016
“¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!”
domingo, 4 de septiembre de 2011
Piedad sin caridad es falsedad

“¿Está permitido curar en sábado o no?” (cfr. Lc 14, 1-6). Jesús realiza un milagro en día sábado, sabiendo que los judíos consideraban a su acción como una transgresión a la ley, que prohibía realizar tareas en ese día.
Es decir, Jesús realiza de forma deliberada este milagro, aún cuando sabe que los judíos lo iban a acusar de faltar a la ley.
Lo que Jesús quiere hacerles ver, es que una obra de caridad y de misericordia, más que constituir una transgresión del sábado, era en realidad el cumplimiento perfecto de la ley[1].
Los judíos pensaban que bastaba cumplir con la ley, sin importar la misericordia y la compasión para con el prójimo, y Jesús obra este milagro en sábado para romper con esta mentalidad farisaica, que se apega a la letra de la ley y no al espíritu de la ley.
A los católicos puede pasarnos lo mismo que a los judíos: podemos pensar que basta con la piedad, con las oraciones, con el cumplimiento de un rito o de una prescripción, pero si nos olvidamos de la caridad, de la misericordia y de la compasión, no nos damos cuenta que la piedad sin misericordia es máscara religiosa, hueca, superficial.
La piedad sin caridad deforma al catolicismo, convirtiéndolo en una falsedad y en una hipocresía.
Sólo la luz que proviene de Jesús Sacramentado puede hacernos ver que piedad sin caridad es falsedad.
[1] Cfr. B. Orchard et al., Verbum Dei. Comentario a la Sagrada Escritura, Tomo III, Editorial Herder, Barcelona 1957, 618.