El Aniversario de una Fundación Parroquial puede ser causa
de alegría por muchos motivos, por ejemplo, una parroquia supone, para un grupo
poblacional bastante amplio, un núcleo de civilización sumamente importante, ya
que es un foco de instrucción, no solo religiosa, sino de humanidad; además, se
imparten lecciones que contribuyen al crecimiento de la persona; en algunos
casos se llevan a cabo obras de misericordia corporales, como dar alimentos,
etc. La administración de los sacramentos, que es la esencia de la función
parroquial, supone una labor de construcción de civilización que la Iglesia
Católica lleva a cabo en todo el mundo y en todo tiempo, siendo así una
formidable organización civilizadora imposible de ser superada por ninguna otra
estructura humana. Solamente por estas consideraciones, que son mínimas y todas
del orden meramente humano, el aniversario de la fundación de una Parroquia,
como el que estamos celebrando, el de Nuestra Señora del Valle de la Diócesis
de la Santísima Concepción, es digno de un largo y merecido festejo.
Sin embargo, la razón primera no radica en el orden
natural y humano, sino en el orden sobrenatural y divino.
El motivo de la alegría por la fundación de una
Parroquia, como la Parroquia de Nuestra Señora del Valle, es que se trata de la
continuación de la exitosa batalla emprendida en los cielos, por el Arcángel
San Miguel, bajo las órdenes de la Santísima Trinidad, cuando al grito de: “¿Quién
como Dios?”, arrojó de la Presencia del Dios Inmaculado al Ángel Impuro y a los
ángeles rebeldes que en su orgullo y soberbia se habían negado a adorar, amar y
servir al Amor de los amores; el motivo de la alegría de la fundación de una
Parroquia como Nuestra Señora del Valle es que se trata de la continuación en
la tierra del Triunfo de la Mujer del Génesis, que aplasta la cabeza de la
Serpiente Antigua; es la continuación del Triunfo de la Mujer al pie de la
Cruz, que recibe como hijos adoptivos a los hombres, redimidos al precio altísimo
de la Sangre del Cordero derramada en la Cruz; el motivo es que es el anticipo
en la tierra del Triunfo definitivo en los cielos de la Esposa Mística del
Cordero, la Santa Iglesia Católica, que ya desde la tierra adquiere a sus hijos
por el Bautismo Sacramental, los alimenta con el Cuerpo y la Sangre del Cordero
y los enciende en el Fuego del Divino Amor con el Sacramento de la Confirmación.
En definitiva, la razón primera y última de la alegría por la fundación de una parroquia, es el Triunfo de Cristo en la Cruz del Calvario, Triunfo sobre el Pecado, el Demonio y la Muerte, Triunfo renovado incruenta y sacramentalmente, cada vez, en la Santa Misa, en el Santo Sacrificio del Calvario, Triunfo que abre las Puertas de su Sagrado Corazón.
Todos estos motivos y muchos otros motivos más, de orden
celestial y sobrenatural, son causa de alegría divina que justifican la
celebración por la Fundación de una Parroquia como Nuestra Señora del Valle de
la Diócesis de la Santísima Concepción.
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