domingo, 6 de noviembre de 2011

Si tu prójimo te ofende siete veces, perdónalo siete veces



“Si te ofende siete veces al día, perdona siete veces” (cfr. Lc 17. 1-6). Para la numerología hebrea, el número siete es signo de plenitud y perfección, por lo tanto, el hecho de que el cristiano tenga que perdonar siete veces en el día, no indica la cantidad exacta de siete veces, sino que significa “siempre”. En otras palabras, el cristiano debe perdonar “siempre” al prójimo que lo ofende, sin importar la cantidad matemática de veces que tenga que hacerlo.

Debido a que el otro significado del siete es la perfección, el perdón que el cristiano debe dar a su prójimo, es un perdón “perfecto”, el cual no puede ser dado, de ninguna manera, con las solas fuerzas humanas, o por motivos humanos.

De esta manera, el perdón cristiano no se basa en la buena voluntad del hombre, ni se puede alcanzar con las fuerzas humanas: el perdón perfecto que el cristiano está llamado a dar a su prójimo, se origina en lo alto, en el perdón que Dios Padre otorga a cada alma desde la cruz.

Por lo tanto, si el cristiano quiere perdonar según el mandato de Cristo, debe elevar su vista a la cruz y contemplarlo a Jesús crucificado, porque es en la cruz en donde Jesús perdona a todos y cada uno de los hombres, con un perdón infinito, conseguido al precio de su vida y de su sangre.

Este es el motivo por el cual el cristiano no puede negarse a perdonar a su prójimo, so pena de apartarse de Dios si se niega al perdón. Es decir, si Dios nos perdona al precio de la vida de su Hijo, no tenemos ninguna excusa para no perdonar a nuestro prójimo, independientemente de la ofensa que éste pueda habernos hecho.

El perdón del cristiano no se basa ni en el paso del tiempo, ni en la buena voluntad del hombre: brota de la cruz, donde él mismo fue perdonado por el Hombre-Dios, y es el perdón que está llamado a dar a su prójimo.

Si recibió un perdón de valor infinito, sin medida, de ninguna manera puede estar condicionando su perdón a la magnitud de la ofensa del prójimo, pues de esa manera, estaría midiendo el perdón con la medida de su propia y mezquina voluntad, cuando la medida del perdón cristiano es el perdón infinito recibido por cada uno desde la cruz.

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