jueves, 10 de noviembre de 2011

Donde se reúnen los buitres allí está el cuerpo



“Donde se reúnen los buitres allí está el cuerpo” (cfr. Lc 17, 26-37). Jesús usa la imagen de los buitres que se acercan a un cuerpo muerto, para indicar al Anticristo, el cual se hará presente al fin de los tiempos: los buitres son animales carroñeros, y su cercanía indica la presencia de un cuerpo en descomposición. El Anticristo es como un cuerpo muerto, fétido, en descomposición, al cual le afloran las miasmas y la podredumbre, porque se encuentra privado de la gracia de Dios, y por eso es señalado como Jesús como cuerpo rodeado de buitres. Estos, los buitres, indican a su vez a aquellos que se han dejado seducir y marcar con la marca de la bestia, y siguen sus mandamientos, el primero de los cuales es: “haz lo que quieras”.

Allí, donde esté el Anticristo, estarán cerca suyo los buitres, es decir, los hombres que libremente decidieron por el mal, en contra de Dios y sus Mandamientos.

Pero así como al Anticristo le siguen los buitres, así a Cristo le siguen las águilas, animal noble que, en su majestuoso vuelo hacia el sol, puede ser figura de los discípulos de Cristo, y por lo mismo, en contraposición, y parafraseando a Jesús, podemos decir que “donde se reúnen las águilas, allí está el Cuerpo”, es decir, donde está el Cuerpo de Cristo resucitado, la Eucaristía, ahí hay almas adorando, puesto que las águilas son las almas amantes de Cristo Eucaristía.

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