“El
Reino de los Cielos se parece a una red que se echa al
mar y recoge toda clase de peces” (Mt
13, 47-53). Jesús compara al Reino de los cielos con una red que atrapa toda
clase de peces, los cuales son separados por los pescadores, dejando los buenos
y desechando los malos. La imagen se entiende si se reemplazan sus elementos
naturales por los sobrenaturales: la red es Cristo y su Iglesia; el mar es el
mundo; los peces son los hombres; los pescadores, los ángeles; la separación de
los pescados buenos, o sea, los que están en condiciones de ser vendidos en el
mercado, de los malos, aquellos que no sirven porque están en descomposición,
es la separación de las almas destinadas a la eterna bienaventuranza, de
aquellas destinadas a la eterna condenación en el Infierno.
Trabajemos
en esta vida por el Pan de vida eterna, la Eucaristía, para así poder llegar al
Reino de los cielos.
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