viernes, 27 de diciembre de 2024

Solemnidad de la Sagrada Familia

 



(Ciclo C - 2024 - 2025)

         En el primer Domingo después del Nacimiento de Jesús la Iglesia nos hace celebrar la Solemnidad de la Sagrada Familia debido a que, con el Nacimiento del Niño, el matrimonio meramente legal entre la Virgen y San José pasa a constituirse formalmente en “familia”.

         A partir del Nacimiento del Niño, se constituye entonces la Sagrada Familia de Nazareth, la cual es modelo único e insuperable de santidad para toda familia católica. La razón de su ejemplaridad es que en esta Familia todo es santo, porque lo humano se diviniza, al tiempo que lo divino se hace humano, sin dejar de ser divino y santo. La Fuente de la Santidad en la Sagrada Familia es el Hijo de esta Familia, el Niño Dios nacido en Belén, Jesús de Nazareth: al ser este Niño Dios, Él es la Santidad Increada y Fuente de toda santidad participada; es el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin y la razón de ser del universo visible e invisible. Ésta es la razón por la cual en la Sagrada Familia todo es sagrado, todo es santo: porque todo gira en torno al Hijo Tres veces Santo de esta Familia, Jesús de Nazareth, el Logos del Padre encarnado. La santidad que brota como de su Fuente Increada del Acto de Ser divino trinitario del Niño Dios, se derrama como un océano de santidad sobre su Madre, la Virgen y Madre de Dios y sobre su Padre adoptivo, José, varón casto y justo.

         Para la Sagrada Familia el alimento espiritual que nutre sus almas con la santidad de la Trinidad, es el primero y el más importante de los alimentos: debido a esta santidad, en esta Familia Santa no existe ni la más ligera sombra de pecado: no hay enojos, no hay mentiras, no hay desencuentros, ni siquiera ligeros malentendidos: todo en es Familia Santa es bondad, comprensión, misericordia, suavidad, dulzura, paciencia, humildad y sobre todo, amor, pero no un simple amor humano, sino el Amor Divino y Eterno que brota del Sagrado Corazón del Niño Jesús, Amor celestial que inunda el hogar y lo impregna, haciendo que los integrantes de esta Familia Sagrada participen del Santo Amor Trinitario.

         En esta Familia no hay intereses mundanos, materiales, egoístas: todo, hasta el más pequeño de los actos, no solo se hace con el Amor de Dios, sino que se hace para la mayor gloria y honra de Dios Uno y Trino. El Amor de Dios, que brota del Corazón Divino del Niño Jesús, todo lo llena, todo lo colma, todo lo impregna y por esto en esta Familia Dios está siempre presente, pero no presente simplemente en el deseo del corazón, en el pensamiento de la mente, sino que está Presente en Persona, porque Dios Hijo, la Persona Segunda de la Trinidad, está en medio de esta familia, porque este Niño es el “Emanuel”, el “Dios con nosotros” y así Dios está en medio de esta familia como Niño, sin dejar de ser Dios.

         La Sagrada Familia de Nazareth, además de alabar y ensalzar a la Santísima Trinidad, le agradece no solo por los bienes materiales y espirituales que le concede, sino que le agradece ante todo a Dios Trino por ser Quien Es: Dios de infinita majestad y bondad y esto sucede no un día o dos, sino todos los días, durante el día y la noche, sin dejar un mínimo resquicio de tiempo y espacio en el que no se alabe, adore y agradezca a Dios Uno y Trino. La Sagrada Familia todo lo agradece a la Trinidad: las penas -el Niño sufre por las almas que están en peligro de perdición eterna-, las tribulaciones -el Niño es amenazado de muerte por el rey Herodes- y también la pobreza, una pobreza digna, porque es la pobreza de la Cruz, que la Sagrada Familia vive por anticipado. En todo momento en esta Sagrada Familia se entonan himnos y cánticos inspirados a la Trinidad, ante todo por el Tesoro Máximo de esta Familia, que es el Don de Dios para la humanidad, ya que este Niño es el Cordero Puro y Santo que será sacrificado en el ara de la Cruz, en el Calvario, para salvar de la eterna condenación a los hombres de todos los tiempos.

Vista desde fuera, la Sagrada Familia se asemeja en un todo a cualquier otra familia humana, ya que está formada por una madre, un padre y un hijo, pero no es igual a las demás, porque al contemplarla a la luz de la fe, se ve que la Familia de Nazareth es sagrada porque en ella todo es sagrado: es sagrado el Hijo, porque es la Santidad Increada, Divina y Eterna, en sí misma; es sagrada la Madre, porque además de ser la Virgen concebida sin mancha de pecado y llena de gracia, es también la Santísima Madre de Dios; es sagrado el padre adoptivo, José, porque es un varón casto y justo, temeroso de Dios y es por esta razón, porque en esta Familia todo es sagrado y santo, es que la Sagrada Familia de Nazareth es modelo de santidad para toda familia católica.

La Madre de esta Familia no es una campesina palestina: es la Mujer del Génesis, que al ser hecha partícipe de la omnipotencia divina, aplasta con su talón la cabeza de la Serpiente Antigua; es la Mujer al pie de la Cruz, que por pedido de Dios Hijo adopta como hijos a todos los hombres; es también la Mujer del Apocalipsis, que aparece en los cielos revestida de sol, es decir, revestida de la gracia y de la gloria divina y de esta manera, la Madre de la Sagrada Familia es modelo de santidad para toda madre de familia que desee ser santa a los ojos de Dios.

El Hijo de la Sagrada Familia de Nazareth, aunque aparece como desvalido, pequeño, frágil y necesitado de todo, como todo recién nacido, es en realidad el Hijo del Eterno Padre, es la Palabra Eterna del Padre hecha carne, que se manifiesta a los hombres como un Niño humano, pero sin dejar de ser Dios, y esto lo hace para ofrecerse como el Cordero Santo y Puro que será inmolado en la Cruz sangrienta del Calvario cuando sea ya adulto, para la salvación de quienes crean en Él, obedeciendo la Voluntad del Padre y así es modelo para todo hijo que desee ser santo, cumpliendo la voluntad de Dios en sus vidas.

Por último, el esposo meramente legal y padre adoptivo de esta Familia Santa, San José, varón casto, justo, santo, da su vida por su Esposa y por su Hijo y así se convierte en modelo de todo padre que desee ser santo, santificándose en los quehaceres propios de la vida familiar, obedeciendo también la voluntad de Dios.

La Iglesia nos coloca a la Sagrada Familia de Nazareth en el primer Domingo después de Navidad para que la contemplemos pero también para que todas las familias católicas la imiten, ante todo en su santidad: así como todo en la Sagrada Familia de Nazareth gira en torno al Niño Dios, Jesús, de la misma manera debe ocurrir en toda familia católica: todo debe girar en torno al Hijo de la Sagrada Familia de Nazareth, Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, que continúa y prolonga su Encarnación en al Eucaristía. Sólo teniendo a la Sagrada Familia como único modelo de santidad, solo así, la familia católica podrá cumplir el designio divino sobre ella y ser, como la llaman los Padres de la Iglesia, un “iglesia doméstica” que transforme al mundo con su santidad.

 


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