martes, 24 de junio de 2014

“Tengan cuidado de los falsos profetas, que son lobos con pieles de ovejas”

         
“Tengan cuidado de los falsos profetas, que son lobos con pieles de ovejas” (cfr. Mt 7, 15-20). Jesús nos advierte acerca de los “falsos profetas” -sacerdotes o fieles laicos- presentes en la Iglesia, puesto que son, en un primer momento, difíciles de distinguir de los verdaderos: unos y otros, en apariencia, son como “ovejas”, es decir, mansos y, al menos en apariencia, tanto unos como otros, son humildes. El modo de distinguirlos, es por los frutos que dan, unos y otros: “Por sus frutos los reconocerán”.
Los verdaderos profetas, es decir, los verdaderos amantes de Dios Uno y Trino, al estar imbuidos del Espíritu Santo e inhabitados por lo tanto por la Santísima Trinidad, darán frutos de santidad, amor, misericordia, paz, alegría, caridad cristiana, justicia, serenidad, y quienes se acerquen a ellos podrán experimentar verdaderamente que el Dios del Amor y de la Paz vive en sus corazones, porque “de la abundancia del corazón habla la boca” y también los actos, y si un corazón está inhabitado por la Santísima Trinidad, los actos de esa persona, reflejarán el Amor de Dios Uno y Trino.

Los falsos profetas, por el contrario, aunque aparenten por fuera mansedumbre y humildad, al no tener en sus corazones la gracia santificante, no darán jamás frutos de santidad, porque de sus corazones, convertidos en cuevas oscuras en donde moran los demonios, brotan oscuros, siniestros y tenebrosos deseos, que luego se convierten en pensamientos y en obras aún más siniestras y oscuras, que reflejan su condición de hijos de las tinieblas. Los falsos profetas se reconocen fácilmente por la lengua, filosa, bífida y serpentina, que asesina a sus hermanos con la calumnia y la difamación, sin tener piedad de ellos, faltando gravemente a la caridad, y es esto lo que Jesús quiere decir cuando dice: “Por sus frutos los reconocerán”. Los falsos profetas se reconocen por su lengua bífida, como de serpientes, y por sus colmillos, como de lobos, que esconden debajo de su disfraz de ovejas.

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