sábado, 2 de abril de 2022

"Lo buscaban para matarlo"

 


“Jamás nadie ha hablado como este hombre” (Jn 7, 40-53). A medida que nos acercamos a la Pasión, se van poniendo de manifiesto el contenido íntimo de los corazones de todos los que participarán de ella: en unos, quedarán al descubierto en su malicia y perversidad, como es el caso de los doctores de la ley, los escribas y los fariseos; en otros, se reflejará el deseo sincero de conversión a Dios luego de descubrir en Jesús palabras de una sabiduría que no vienen de este mundo sino del cielo, como es el caso de los guardias del templo, que no apresan a Jesús por quedar sorprendidos por su sabiduría: “Jamás nadie ha hablado como este hombre”.

La perversión de los fariseos, de los escribas y de los doctores de la ley se manifiesta en sus intenciones: quieren apresar a Jesús para llevarlo a juicio, pero con una sentencia ya dictada, por lo que el juicio es solo una pantalla para cumplir su objetivo principal, que es el de matar a Jesús, tal como lo dice en una parte del Evangelio: “Buscaban la forma de matarlo”.

Finalmente lo conseguirán, sobre la base de calumnias y falsas acusaciones, ayudados por el traidor Judas Iscariote.

Entonces, así como en tiempos de Jesús los corazones se pusieron de manifiesto, a favor o en contra de Jesús –a favor quienes con un corazón sincero amaban la Verdad y la reconocían en la sabiduría de Jesús y en contra aquellos que obstinadamente persistían en el pecado y deseaban matar a Jesús-, así también, al final de los tiempos, cuando sea la Iglesia, el Cuerpo Místico de Jesús, la que sufra la Pasión de su Cabeza, Cristo Jesús, así también se pondrán de manifiesto quienes están destinados a la eterna salvación y quienes están destinados a la eterna perdición, todos los que obran el mal y la iniquidad sin deseos de arrepentimiento.

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