“Pasó
toda la noche orando a Dios” (cfr. Lc
5, 42ss). Si Jesús es el Hombre-Dios, es decir, si Él es la Segunda Persona de
la Trinidad, ¿por qué ora? ¿Tiene alguna necesidad de orar, si Él es Dios en
Persona? La respuesta a estas preguntas nos la da San Ambrosio[1], quien nos dice que Jesús,
en cuanto hombre, ora por nosotros, no por Él; ora para darnos ejemplo de cómo
tiene que ser nuestra relación con Dios, y finalmente, que ora para nuestra
salvación, lo cual indirectamente nos habla de aquello por lo que estamos en esta
vida y es el evitar la eterna condenación en el Infierno. Dice así San Ambrosio:
“El Señor ora, no afín de implorar por
él, sino de obtener por mí (…) pues Él es nuestro abogado (…) Cristo nos forma por su ejemplo en los preceptos de la
virtud (…) “Él pasa la noche orando a Dios”. Él os ha dado un ejemplo, una
huella, un modelo a imitar”.
“Pasó
toda la noche orando a Dios”. Jesús nos da ejemplo acerca de nuestra relación
con Dios: así como Él ora por nosotros, por nuestra salvación, así debemos
orar, pidiendo por nuestra salvación y la de nuestros seres queridos. Jesús nos
enseña que la oración es esencial en esta vida terrena, para evitar la eterna
condenación y ganar el cielo, el Reino de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario