lunes, 5 de agosto de 2019

“Vade retro, Satán”



“Vade retro, Satán” (Mt 16,13-23). Sorprende que Jesús diga “Ve detrás de Mí, Satanás”, nada más que a Pedro, su Vicario, a quien acababa de nombrar como al Primer Papa, entregándole las llaves del Reino de los cielos. Es decir, Jesús no le dice al Demonio: “Ve detrás de Mí”, sino que se lo dice a San Pedro, el primer Papa. Para poder comprender esta reacción de Jesús, hay que tener en cuenta lo que San Ignacio llama “discernimiento de espíritus”, es decir, de dónde vienen los orígenes de nuestros pensamientos y esto sobre todo en Pedro. En efecto, sobre Pedro actúan tres espíritus, originando tres pensamientos distintos: el Espíritu de Dios, cuando responde que Jesús es el Mesías; el espíritu humano y el espíritu diabólico, cuando ante el anuncio de la Pasión, reprende a Jesús y rechaza la Pasión. Es decir, cuando Pedro confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, Jesús lo felicita, porque le dice explícitamente que eso no se lo ha dicho “ni la carne ni la sangre”, es decir, no ha provenido la respuesta de sus razonamientos humanos, sino que ha sido “el Espíritu de su Padre”, el Espíritu Santo, quien le ha dictado la respuesta. Pero cuando ante el anuncio de la Pasión Pedro se rebela, Jesús le dice que se aparte de Él, porque “piensa como los hombres, no como Dios” y así sus pensamientos humanos “lo hacen tropezar”, pero lo llamativo es que no le dice: “Apártate de Mí, Pedro”, sino “Apártate de Mí, Satanás”, porque la negación de la Pasión, es decir, el rechazo de la Cruz, viene tanto del hombre sin Dios como del Demonio. Aplicando el discernimiento de espíritus de San Ignacio, se comprende cómo Pedro sea influenciado por tres espíritus distintos: el Espíritu de Dios, cuando declara que Jesús es el Mesías; su propio espíritu humano unido al de Satanás, cuando niega la Pasión y la Cruz.
“Vade retro, Satán”. De forma análoga, podemos decir que la misma consideración y las mismas palabras de Jesús valen para nosotros, cuando nos preguntan sobre la esencia de la Eucaristía: si contestamos que la Eucaristía no es pan, sino el Cuerpo y la Sangre de Cristo, entonces podemos decir que esa respuesta nos la dictó el Espíritu Santo; si respondemos que la Eucaristía es sólo pan, entonces oiremos lo mismo que Jesús le dijo a Pedro cuando rechazó la Pasión: “Vade retro, Satán”.


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