lunes, 26 de agosto de 2019

“El reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo”



“El Reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo” (Mt 25, 1-13). Jesús compara al Reino de los cielos con las jóvenes que conforman un cortejo nupcial. En esta parábola, las jóvenes sensatas o sabias, que al momento de la llegada del esposo tienen sus lámparas con aceite, significan las almas que, al momento de la muerte, cuando viene Cristo a su encuentro para llevar a cabo el Juicio Particular, tienen sus almas encendidas con la luz de la fe y llenas del aceite de la gracia. Estas almas entrarán con el Esposo, Cristo Jesús, al Reino de los cielos. Las jóvenes necias, en tanto, que tienen sus lámparas vacías al momento de la llegada del esposo, significa a las almas que, en el momento de la muerte, no tienen en sí el aceite de la gracia ni la luz de la fe, por lo que son incapaces de entrar en el Reino de los cielos.
“El reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo”. La parábola nos enseña que debemos estar atentos y vigilantes para la llegada del Esposo de las almas, Cristo Jesús, y para eso debemos tener la luz de la fe y el aceite de la gracia santificante, para poder ingresar en el Reino de los cielos. Nos enseña que debemos estar también siempre en estado de gracia, porque “nadie sabe ni el día ni la hora” en que seremos llamados al Juicio Particular.


No hay comentarios:

Publicar un comentario