lunes, 9 de septiembre de 2019

“Se pasó la noche en oración con Dios”




“Se pasó la noche en oración con Dios” (Lc 6, 12-19). Jesús no dedica la noche a descansar, sino a orar con Dios. Aun luego de un día ajetreado, dedica la noche no al descanso del cuerpo, sino a ese descanso del alma que significa la oración con Dios. De esta actitud debemos los cristianos tomar ejemplo, no en el sentido de no dormir para orar, sino en el de incorporar la oración a nuestra vida cotidiana, así como lo es el comer, el dormir, etc. En efecto, la oración es al alma lo que la respiración a los órganos del cuerpo; la oración es al cuerpo lo que la alimentación de cada día. Si una persona no respira, se muere; si una persona no se alimenta, en pocos días muere. Lo mismo sucede con la oración y el alma: si ésta no se alimenta de la oración, no puede sobrevivir. Ahora bien, es obvio que hablamos de la oración cristiana, de aquella oración en la que Cristo es el centro y a la cual nos referimos a Él como a el Único Salvador. Es necesario aclararlo, porque hay oraciones que son perjudiciales para el alma, como las oraciones paganas, aquellas en las que Cristo no es el Redentor de los hombres. Este tipo de oraciones se han dispersado y hecho comunes incluso entre los cristianos, porque se han difundido oraciones de la Nueva Era en la que Cristo no es el Único Salvador, sino un avatar de la divinidad. No da lo mismo rezar estas oraciones paganas, a rezar las oraciones cristianas, más específicamente católicas, como lo son el Rosario, la Adoración Eucarística y, la principal de todas, la Santa Misa.
“Se pasó la noche en oración con Dios”. Si el cristiano quiere sobrevivir en la atmósfera enviciada de paganismo, ocultismo y materialismo que caracterizan los inicios del siglo XXI y si quiere obtener una verdadera comunicación e inhabitación con el Espíritu de Dios, entonces debe incorporar la oración diaria –católica- como parte de sus tareas cotidianas. De lo contrario, perecerá víctima del ambiente neo-pagano, materialista, ateo y consumista que nos asfixia día a día.

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