lunes, 11 de noviembre de 2019

“Como sucedió en tiempos de Noé y de Lot así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre”




“Como sucedió en tiempos de Noé y de Lot así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre” (Lc 17, 26-37). Al profetizar acerca de su Segunda Venida, para graficarla, Jesús toma como ejemplo dos hechos bíblicos, ocurridos en el tiempo: lo sucedido en tiempos de Noé y lo sucedido en tiempos de Lot. Ambos tiempos –previos al Diluvio universal y a la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra- se caracterizaron por el absoluto alejamiento de la humanidad de Dios y por la completa y totalmente ausente vida tanto espiritual como moral. En ambos tiempos, se caracterizaban porque los hombres vivían “como si Dios no existiese”, olvidándose por completo de Él y de su ley y abandonándose al más completo libertinaje. Por otra parte, como consecuencia del olvido de Dios, todos vivían sus vidas con total despreocupación, desarrollando la vida cotidiana como todos los días, como si no existiesen ni el Juicio de Dios ni Dios mismo. Es decir, todos comían, bebían, se casaban, comerciaban, construían, pero sin pensar en Dios. Habían construido una sociedad sin Dios y una sociedad sin Dios es una sociedad no sólo inmoral sino amoral, caracterizada por la ausencia total de valores morales y religiosos. En tiempos de Noé y de Lot, todos vivían despreocupados de Dios y su ley, hasta que llegó el diluvio en épocas de Noé y hasta que llovió fuego y azufre para las ciudades de Sodoma y Gomorra. En ambos casos, el agua y el fuego destruyeron todo, menos a los elegidos.
“Como sucedió en tiempos de Noé y de Lot así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre”. Jesús nos advierte que, cuando Él se manifiesta por Segunda Vez, la situación de la humanidad será similar a la de los tiempos de Noé y de Lot: habrá una total relajación de las normas morales y habrá una total ausencia de espiritualidad, es decir, de unión del hombre con Dios. Esto ya lo estamos viviendo, con los movimientos que pertenecen a la denominada “cultura de la muerte” y que ganan terreno día a día: se promueve el aborto a escala planetaria, por un lado y, por otro, si Sodoma y Gomorra eran ciudades aisladas en la Antigüedad, hoy podemos decir que todo el planeta se ha convertido en una inmensa Sodoma y Gomorra, porque gracias a los medios de comunicación masivos, las costumbres inmorales se han dispersado por el mundo entero, llegando hasta los más recónditos lugares de la tierra. Podemos decir incluso que hoy, estamos en peor situación, desde el punto de vista moral y espiritual, que en tiempos de Noé y de Lot.
“Como sucedió en tiempos de Noé y de Lot así sucederá el día que se manifieste el Hijo del hombre”. Así como Dios purificó al mundo por el agua del Diluvio universal y por el fuego que cayó sobre las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra, así también Jesús purificará, con el Agua de la gracia y con el Fuego del Espíritu Santo, al mundo, antes de su Venida. Si permanecemos unidos a Él por la fe, la gracia, los sacramentos, la misericordia y la justicia, entonces significará que estaremos preparados para su Segunda Venida y que nada habremos de temer.

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