domingo, 3 de noviembre de 2019

“Ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”



“Ninguno de aquellos convidados probará mi banquete” (Lc 14,15-24). Jesús describe el Reino de Dios con una parábola en la cual el dueño de casa invita a diversos convidados, pero estos rechazan la invitación con los más diversos pretextos: uno, le dice que no puede ir porque “ha comprado un campo y tiene que ir a verlo”; otro, porque “ha comprado cinco yuntas de bueyes” y “tiene que probarlas”; un último le dice que “se acaba de casar” y por eso no puede ir. El dueño de casa, indignado por la desconsideración de los primeros invitados, le dice a su criado que “salga a las plazas y calles de la ciudad” y traiga a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El criado cumple lo que su señor le ha encomendado y como todavía queda lugar, su señor le dice que “salga por los caminos y senderos” y continúe trayendo a quienes vea. Con relación a los primeros invitados, lanza una advertencia: “Ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”.
¿Qué significa esta parábola? Para comprender mejor la parábola, es necesario considerar que los elementos naturales representan a elementos sobrenaturales: el dueño de casa es Dios Padre; el banquete es la Santa Misa, en donde se sirve Carne del Cordero de Dios, Vino de la Alianza Nueva y Eterna y Pan Vivo bajado del cielo; los primeros invitados son los católicos bautizados, que han recibido la catequesis y han tomado la Comunión y la Confirmación. Estos primeros invitados se caracterizan porque son invitados de predilección, pero por dedicarse a cosas mundanas, abandonan la Santa Misa. El segundo grupo de invitados son probablemente gentiles o paganos, que reciben la gracia de la conversión y son invitados en consecuencia también a la Santa Misa; estos, al parecer, sí aceptan la invitación y por lo tanto asisten a la Santa Misa. Lo que llama la atención es la actitud severa del dueño del banquete -Dios Padre- hacia ellos: dice que “ninguno de aquellos convidados probará su banquete”. Esto indica la severidad con la que Nuestro Señor Jesucristo tratará en el Juicio Final a quienes, por dedicarse a asuntos mundanos, desprecien la Santa Misa y la Eucaristía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario