lunes, 25 de noviembre de 2019

“Tendréis ocasión de dar testimonio”




“Tendréis ocasión de dar testimonio” (Lc 21, 12-19). Al profetizar acerca de su Segunda Venida en la gloria, Cristo revela que sus discípulos serán perseguidos y encarcelados “a causa suya” y que incluso muchos serán asesinados. Es decir, cuando esté por venir Jesucristo por Segunda Vez, se desencadenará una persecución hacia la Iglesia Católica, la cual será de una magnitud nunca antes conocida, que superará a las persecuciones ocurridas en la historia hasta ese entonces. Será una situación de persecución universal, en la que todos los cristianos católicos, seguidores de Cristo, serán perseguidos, encarcelados, interrogados, torturados, e incluso asesinados. Parecerá como si Dios estuviera ausente, porque no Dios, aunque sí podría hacerlo, no enviará legiones de ángeles desde el cielo para defender a los seguidores de su Hijo Jesús. Sin embargo, esto no significa que Dios, en ese entonces, esté ausente o sea indiferente a la persecución. Por el contrario, será una persecución deseada y querida por Dios, con un objetivo: el que los cristianos católicos den testimonio de que Cristo es Dios y está Presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Será ocasión para que los cristianos den sus vidas por todas y cada una de las frases del Símbolo de los Apóstoles o Credo, que es una síntesis de nuestra santa religión católica.
Será una persecución universal y cruenta, en la que Dios aparentará estar ausente, pero no será así, porque como lo dijimos, la persecución misma será querida por Dios, para que los cristianos puedan dar testimonio, incluso con sus vidas, de que Cristo es Dios y está Presente en Persona en la Eucaristía. A quien le toque vivir en esa época, le tocará ser perseguido y dar testimonio de Cristo; sin embargo, aunque con ese testimonio pierdan su vida terrena, todo su ser quedará intacto y además ganarán la vida eterna, y es esto lo que significan las palabras de Jesús” Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. Parece una paradoja, porque muchos morirán y perderán, más que los cabellos de la cabeza, la vida terrena; sin embargo, por el testimonio dado en favor de Cristo, “ni un cabello de sus cabezas perecerá” y además, “con su perseverancia, salvarán sus almas”, es decir, con el testimonio de Cristo Dios Eucarístico conquistarán el Reino de los cielos y así vivirán para siempre, aun muriendo a la vida terrena.

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