En la parábola del sembrador (cfr. Mt 13, 34-46), se da un hecho que no es frecuente en agricultura: la siega de la cizaña: será “arrancada y arrojada al fuego”.
¿Qué significa esta acción en el plano sobrenatural?
La cizaña es llamada también “falso trigo”, puesto que imita en todo al trigo, pero no tiene las propiedades alimenticias de este, y es muy difícil percibir la diferencia entre uno y otro. Una diferencia que sí se puede percibir entre el trigo y la cizaña es que el primero lleva fruto y cuando está maduro, termina por inclinarse, debido al peso de éste; por el contrario, la cizaña, al estar hueca y ser estéril, sigue erguida, porque el vacío de su interior no doblega su espiga.
En la parábola, la cizaña es “la semilla que pertenece al maligno”, en oposición al trigo, que es “la semilla que pertenece al reino”, es decir, los cristianos. Si la cizaña es el falso trigo, y el trigo representa a los cristianos, entonces la cizaña representa a los falsos cristianos, o cristianos apóstatas, es decir, aquellos que han renegado de Jesucristo, han dejado de adorar al Cordero, para adorar al falso cordero, al cordero con cuernos de bestia, el Anticristo. El trigo son los cristianos que dan frutos de bondad, misericordia, compasión y perdón; la cizaña son los cristianos que no se esfuerzan por vivir su condición de cristianos, sembrando a su alrededor la semilla de la desunión, del enfrentamiento, de la discordia, de la ausencia de perdón.
Si al Cordero de Dios se lo adora en la Santa Misa, el día Domingo, el Día del Señor, el día-símbolo de la resurrección y de la eternidad, entonces queda claro quiénes son los que adoran a la bestia que parece un cordero: todos aquellos que convierten al Domingo en un día de descanso, de diversión, de placer, de deportes, de compras.
No quiere decir que todos estos cristianos que adoran masivamente a los ídolos del mundo el día Domingo, sean necesariamente falsos cristianos, en el sentido de ser apóstatas, porque la confusión y la ignorancia espiritual entre el Pueblo de Dios es tan grande, que muchos, la inmensa mayoría, adora a la bestia similar al Cordero, sin saber lo que hace, y si supieran que en la Eucaristía está el Cordero de Dios, a lo Él adorarían.
Pero sí es un hecho que, al menos materialmente, la inmensa mayoría de los cristianos ha dejado de ser trigo, para ser cizaña, es decir, un cristiano insulso, sin capacidad de reacción frente a los embates del enemigo de las almas, e incluso complaciente con los espejitos de colores y los fuegos de artificio con los cuales éste lo engaña, en su intento de conducirlos a la perdición eterna.
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