“Quien persevere hasta el fin se salvará” (Mt 10, 16-23). Jesús habla de la persecución que habrá de sufrir
“Quien persevere hasta el fin se salvará”. ¿Por qué la advertencia de Jesús?
Porque antes de la persecución cruenta, final, habrá otra persecución, incruenta, orquestada y dirigida por los medios masivos de comunicación, tendientes a hacer desaparecer del horizonte de la humanidad hasta la idea de Dios y a corromper el alma y el cuerpo de los hombres. De esta manera, a medida que se acerque el fin, la presencia e influencia del infierno y de sus agentes se hará sentir cada vez más intensamente, al punto tal que no parecerá no haber nada sin corrupción, y tal será la situación, que si Dios no acortase los tiempos, se contaminarían con el mal hasta los elegidos.
¿Estamos viviendo esos tiempos? Sólo tres signos, de entre muchos, parecieran inclinarnos a responder afirmativamente.
Un signo es el intento de convertir, mediante la ideología del género, a todo el mundo en un inmenso Sodoma y Gomorra, por medio de las leyes de educación sexual y por la legalización del homomonio. Dentro de poco, de seguir la tendencia actual, no quedará nadie, ni siquiera los niños, puesto que se enseña esto desde el jardín de infantes, sin aceptar la liberalización total de la sexualidad humana.
El otro signo es el aparente triunfo de la “cultura de la muerte”, que busca eliminar a la vida humana en sus extremos, en la concepción y en la vejez, por medio de la legalización del aborto y la eutanasia.
El tercer signo se da dentro de
La consideración, aunque sea ligera, de nuestros tiempos, nos lleva a recordar las palabras del Apocalipsis: “Fuera los perros, los hechiceros, los fornicadores, los asesinos, los idólatras, y todo el que ama la mentira” (22, 15).
Pero el Apocalipsis también describe a aquellos que perseveraron hasta el fin, que no se dejaron contaminar por la idolatría a
“Quien persevere hasta el fin se salvará”. Sólo por medio de
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