viernes, 28 de junio de 2013

Para construir sobre la Roca que es Cristo, basta con decir: "Jesús en Vos confío", y poner por obra sus palabras


         Jesús presenta los ejemplos de dos hombres que edifican sus respectivas casas sobre dos fundamentos distintos: sobre la roca y sobre la arena (cfr. Mt 7, 24ss). Uno y otro consiguen construir las casas, las cuales se mantienen erguidas en tiempos tranquilos, pero el destino de ambas será distinto en cuanto comiencen las alteraciones climatológicas. Cuando esto suceda, la casa que fue construida sobre arena, se vendrá abajo, mientras que la casa que fue construida sobre roca, seguirá en pie.
         ¿Cuál es el significado espiritual de esta parábola? La construcción de la casa sobre arena significa la espiritualidad construida sobre todo aquello que no sea Cristo: el propio yo, el ego, las pasiones, o también la religiosidad de tipo oriental –yoga, reiki, gnosticismo, esoterismo, religión wicca, etc.-, o cualquier otra espiritualidad “Nueva Era”: puesto que se basa en algo inconsistente, el edificio espiritual así construido, ante los embates de las tribulaciones, las pruebas, las dificultades, o los trances duros de la vida, como el dolor, la muerte, la enfermedad, se viene abajo, porque no tiene consistencia. El resultado final de construir sobre la arena, es la desesperación.
         Por el contrario, aquel que construye su espiritualidad sobre la roca que es Cristo, es decir, aquel que se une a Él por la fe y por el amor, y sella esta unión con la vida de la gracia, la oración y el auxilio al prójimo más necesitado, cuando lleguen las tormentas y tempestades, los vientos y los ríos crecidos, es decir, las pruebas duras de la vida –enfermedad, muerte, dolor-, permanecerá incólume, porque está unido a la Cruz de Cristo y a Cristo en la Cruz, y como Cristo crucificado es Dios crucificado, y Él transforma, con su poder divino, al dolor en alegría y a la muerte en vida, todo lo que está unido a Él en la Cruz sigue su misma suerte, y así el que construye sobre roca, es decir, el que une su vida a Cristo en la Cruz, sufrirá el dolor propio de la Cruz, pero Cristo lo hará desaparecer y convertirá la tribulación en paz, alegría y amor. El resultado final de construir sobre la roca que es Cristo, es la paz del alma y la victoria total y definitiva sobre el dolor y la muerte.

         Es inevitable que sobrevengan las tribulaciones, pero lo que no es inevitable es que la casa se hunda, es decir, que el alma se desespere: basta con decir: “Jesús, en Vos confío”, y en poner por obra sus palabras.

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