“El
Reino de Dios está cerca” (Lc 21, 29-33).
Hablando acerca de su Segunda Venida en la gloria, Jesús profetiza acerca de lo
que sucederá antes de que Él vuelva: guerra, rumores de guerra, terremotos,
señales en el cielo. Cuando veamos que suceden estas cosas, dice Jesús, sepamos
que “el Reino de Dios está cerca”. Jesús está hablando del Día del Juicio Final
y nos advierte acerca de los acontecimientos que precederán a su Venida en la
gloria, para que estemos preparados, aun cuando no sabemos si viviremos en esta
vida terrena cuando suceda.
Pero la advertencia de Jesús “el Reino de Dios está cerca”,
no es sólo válida para su Segunda Venida, al fin de los tiempos, sino también para
todos y cada uno de nosotros, independientemente o no si habremos de vivir o no
en esta vida mortal cuando suceda: su advertencia de que el Reino de Dios está
cerca, es para todo aquel que, viviendo en esta vida, pase al otro mundo a
través de la muerte. Es decir, el Reino de Dios está cerca, y está tan cerca,
como cerca está el día ya prefijado por Dios, para la muerte de cada uno, con
la consiguiente comparecencia, ante el Rey de los hombres, Cristo Jesús,
Supremo y Eterno Juez.
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