domingo, 14 de mayo de 2023

“El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena”

 


“El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena” (Jn 16, 12-15). Mientras Jesús estaba en esta tierra, con sus enseñanzas y sus prédicas, instruía a los Apóstoles, acerca de la Verdad sobre Dios, como Uno y Trino y acerca de su Encarnación, como Dios Hijo que se encarna en la naturaleza humana de Jesús de Nazareth. Es por eso que Jesús les dice que, si no le creen a Él, le crean al menos a sus obras, los milagros. Es decir, si alguien se presenta como Dios y hace obras que sólo Dios puede hacer, entonces ese tal es Dios y es lo que sucede con Jesús: sus milagros solo pueden ser hechos por Dios, por lo tanto, todo lo que Él predica acerca de Sí mismo y acerca de su misterio salvífico de muerte y resurrección, es verdad. Cuando Jesús y el Padre envíen al Paráclito, al Espíritu Santo, el Espíritu Santo les iluminará sus mentes y corazones de manera tal que no podrán dudar sobre la divinidad de Cristo y sobre su misterio pascual y sobre la necesidad de seguir a Cristo por el Via Crucis para alcanzar el Cielo. Esto es lo que Jesús quiere decir cuando afirma que “El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena”.

Además, el Espíritu Santo obrará en los Apóstoles y en los nuevos cristianos, para conducirlos a la Verdad total y plena acerca de Cristo y los misterios sobrenaturales absolutos acerca de Dios, completando la instrucción que Cristo había comenzado a darles con su prédica y sus milagros. En otras palabras, el mismo Cristo continuará y completará la instrucción mediante el Paráclito. El Espíritu Santo no dirá nada que Cristo no haya dejado dicho, es decir, no dirá “nuevas verdades” que Cristo pudiera haber dejado incompletas o pudiera no haberlas revelado en su totalidad: el Espíritu Santo más bien “los guiará a la Verdad plena”, es decir, a la Verdad que Cristo había dejado en germen; esa Verdad, el Espíritu Santo la hará germinar, hasta que resplandezca en su plenitud. Es decir, más que “revelador”, el Espíritu Santo es “iluminador” de las mentes y corazones de los integrantes del Nuevo Pueblo de Dios.

“El Espíritu de la Verdad los guiará a la Verdad plena”. Como integrantes del Nuevo Pueblo Elegido, nosotros, los bautizados en la Iglesia Católica, debemos pedir continuamente la luz divina, santa, eterna, pura, del Espíritu Santo, para que no caigamos en el error, principalmente, en relación a la Presencia real, verdadera y substancial de Cristo Dios en la Eucaristía, puesto que esta verdad forma la columna vertebral de la fe de la Iglesia; la Eucaristía, Dios Hijo en Persona, encarnado en la Humanidad Santísima de Jesús de Nazareth, es el Corazón de la Iglesia. Si dejamos de creer en esta verdad o si creemos en algo distinto a esto, nos apartamos de la Iglesia Católica, de ahí la necesidad imperiosa de pedir la luz del Espíritu Santo para nunca apartarnos de Cristo Dios en la Eucaristía.

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