jueves, 17 de diciembre de 2015

Genealogía de Jesucristo, hijo de David


El Evangelio nos relata la Genealogía de Jesucristo (cfr. Mt 1, 1-17). ¿Qué sentido tiene una genealogía? ¿Por qué antes de Navidad? La genealogía –rama de las Ciencias Sociales que indaga sobre los ancestros- está puesta en el Evangelio para demostrar que Jesús fue un hombre verdadero, real, que nació en el tiempo y en el espacio y no “un fantasma” (cfr. Mt 14, 22-33) como dijeron sus discípulos cuando lo vieron aparecer caminando sobre el mar. También está para demostrar que fue un hombre real y verdadero y no un ser ficticio, con un cuerpo no real, como sostuvieron herejes a lo largo de la historia. De esta manera, se establece que el sacrificio de Jesús en la cruz fue un sacrificio real y verdadero de un Cuerpo real y verdadero y no fantasmagórico o imaginario. Esto tiene consecuencias en la doctrina eucarística, porque si Jesús entregó en sacrificio su Cuerpo real y verdaderamente en el Calvario, entonces la Eucaristía, sacramento confeccionado en la Santa Misa, es el Cuerpo real y verdadero, el mismo Cuerpo real y verdadero –en la Eucaristía, glorificado- que Jesús entregó el Viernes Santo, porque la Santa Misa es la renovación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio de la Cruz.
Para responder a la pregunta del porqué una genealogía de Jesús antes de Navidad, hay que considerar la constitución íntima del Niño Dios: precisamente, es Niño –humano- y es Dios –Dios Hijo-; es Dios Hijo que se une hipostáticamente, personalmente, a la naturaleza humana de Jesús de Nazareth, sin dejar de ser Dios. El Niño Dios, el Niño que nace en Belén para Navidad, es la Persona Segunda de la Trinidad –es Dios- y es Hombre al mismo tiempo –nace como niño, como ser humano- y por lo tanto, es necesario saber que el Niño que nace para Navidad en Belén, es un niño, un ser humano, pero también hay que saber que no es un niño más entre tantos; no es un niño santo, ni siquiera el niño más santo entre todos los niños santos: ese Niño que nace en Belén, es Niño humano –por eso su genealogía, que rastrea sus ancestros humanos, de los cuales Él desciende por su naturaleza humana-, pero es también Dios al mismo tiempo. Por eso mismo, y para completar la respuesta, la genealogía descripta en el Evangelio, debe ser leída, meditada y contemplada, conjuntamente y a la luz del Prólogo del Evangelio de Juan, en donde se describe el origen divino del Niño de Belén: “En el principio era el Verbo y el Verbo era Dios, y el Verbo estaba en Dios (…) y el Verbo se encarnó y habitó entre nosotros” (cfr. Jn 1, 1-14).

Entonces, tanto la Genealogía como el Prólogo, nos revelan quién es el Niño Dios, que viene para Navidad “a los suyos”, pero no para ser rechazado, sino para que lo recibamos en el corazón, con fe y con amor: es Jesús, “nacido de María, llamado Cristo”, el Verbo de Dios Encarnado.

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