El
Evangelio nos relata la Genealogía de Jesucristo (cfr. Mt 1, 1-17). ¿Qué sentido tiene una genealogía? ¿Por qué antes de
Navidad? La genealogía –rama de las Ciencias Sociales que indaga sobre los
ancestros- está puesta en el Evangelio para demostrar que Jesús fue un hombre
verdadero, real, que nació en el tiempo y en el espacio y no “un fantasma”
(cfr. Mt 14, 22-33) como dijeron sus
discípulos cuando lo vieron aparecer caminando sobre el mar. También está para
demostrar que fue un hombre real y verdadero y no un ser ficticio, con un
cuerpo no real, como sostuvieron herejes a lo largo de la historia. De esta manera,
se establece que el sacrificio de Jesús en la cruz fue un sacrificio real y verdadero
de un Cuerpo real y verdadero y no fantasmagórico o imaginario. Esto tiene
consecuencias en la doctrina eucarística, porque si Jesús entregó en sacrificio
su Cuerpo real y verdaderamente en el Calvario, entonces la Eucaristía,
sacramento confeccionado en la Santa Misa, es el Cuerpo real y verdadero, el
mismo Cuerpo real y verdadero –en la Eucaristía, glorificado- que Jesús entregó
el Viernes Santo, porque la Santa Misa es la renovación incruenta y sacramental
del Santo Sacrificio de la Cruz.
Para
responder a la pregunta del porqué una genealogía de Jesús antes de Navidad,
hay que considerar la constitución íntima del Niño Dios: precisamente, es Niño –humano-
y es Dios –Dios Hijo-; es Dios Hijo que se une hipostáticamente, personalmente,
a la naturaleza humana de Jesús de Nazareth, sin dejar de ser Dios. El Niño
Dios, el Niño que nace en Belén para Navidad, es la Persona Segunda de la
Trinidad –es Dios- y es Hombre al mismo tiempo –nace como niño, como ser humano-
y por lo tanto, es necesario saber que el Niño que nace para Navidad en Belén, es
un niño, un ser humano, pero también hay que saber que no es un niño más entre
tantos; no es un niño santo, ni siquiera el niño más santo entre todos los
niños santos: ese Niño que nace en Belén, es Niño humano –por eso su
genealogía, que rastrea sus ancestros humanos, de los cuales Él desciende por
su naturaleza humana-, pero es también Dios al mismo tiempo. Por eso mismo, y
para completar la respuesta, la genealogía descripta en el Evangelio, debe ser
leída, meditada y contemplada, conjuntamente y a la luz del Prólogo del
Evangelio de Juan, en donde se describe el origen divino del Niño de Belén: “En
el principio era el Verbo y el Verbo era Dios, y el Verbo estaba en Dios (…) y
el Verbo se encarnó y habitó entre nosotros” (cfr. Jn 1, 1-14).
Entonces,
tanto la Genealogía como el Prólogo, nos revelan quién es el Niño Dios, que
viene para Navidad “a los suyos”, pero no para ser rechazado, sino para que lo
recibamos en el corazón, con fe y con amor: es Jesús, “nacido de María, llamado
Cristo”, el Verbo de Dios Encarnado.
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