“El pan que yo daré es mi carne para la
Vida del mundo” (Jn 6, 44-51). Mientras
los israelitas pensaban que sus padres habían recibido el pan del cielo, el
maná del desierto, Jesús revela que ése no era “el verdadero pan del cielo”,
porque ellos comieron el maná en el desierto y murieron; por el contrario, Jesús
revela que Él dará ahora un pan nuevo, desconocido para el hombre; un pan que
contiene en sí la Vida eterna y que el coma de este pan, no morirá: “Sus
padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que
desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera”. A diferencia del
Pueblo Elegido, que recibió sí un maná bajado del cielo, pero igualmente
murieron, porque este era solo figura del que habría de venir, Jesús promete
ahora el Verdadero Maná bajado del cielo, que al dar la Vida eterna a quien lo
consuma, no sólo impedirá que muera, sino que tendrá “la Vida eterna”, esto es,
la vida misma de Dios Trino.
“El pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
¿Qué es este pan que dará Jesucristo? Es su Carne, una vez que sea glorificada,
cuando atraviese y cumpla su misterio pascual de Muerte y Resurrección. Así como
su Carne mortal encierra la Vida Increada porque Él es Dios Hijo encarnado, así
el Pan que Él dará será un Pan Vivo, que vive con la Vida misma Increada de
Dios, porque ese Pan es Él, Cristo Dios, encarnado en el seno virgen de María y
que prolonga su Encarnación en la Eucaristía. Él es, en la Eucaristía, con su
Cuerpo glorificado y oculto bajo las apariencias de pan, el pan que es carne y que
da la vida de Dios al alma: “El pan que yo daré es mi carne para la Vida del
mundo”. Jesús, Dios Hijo encarnado, Espíritu Purísimo y Dios consubstancial al
Padre, que por esto mismo posee la Vida divina, por cuanto Él es la Vida
Increada, se hace carne y se dona a su Iglesia bajo apariencia de pan, y así es
el Pan de Vida eterna y el Pan Vivo bajado del cielo, que comunica la vida
eterna a quien lo consume con fe y con amor: “Yo soy el pan de Vida. Yo soy el
pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan
que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
La Eucaristía es el Verdadero Maná bajado del cielo, el Pan
Vivo que contiene la Carne del Cordero, que nos dona la vida misma de Dios
Trino en cada comunión eucarística, alimentando nuestras almas en nuestro
peregrinar, por el desierto del mundo y de la historia humana, hacia la
Jerusalén celestial.
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